Cuenta la historia que el rey aragonés Ramiro I (1006-1063) mediante un testamento realizado en el Monasterio de San Juan de la Peña, lega Javierrelatre a su hijo Sancho.
De la importancia que ya debió tener en esos siglos éste enclave da idea el fantástico cilindro absidal que nos ha llegado del templo original del s.XII...
Rotundo, macizo, profusamente decorado, sillares delicados y bien labrados, tres ventanales aspillerados, canecillos esmeradamente trabajados, innumerables marcas de cantero, algunas de ellas de gran belleza... sin duda alguna, debió de ser uno de los mejor acabados del románico jaqués de la redolada.
Hoy en día, la visita de ésta iglesia -también con bastantes transformaciones a lo largo de los tiempos- es un auténtico placer y un deleite para los sentidos.
Está bien mimada y cuidada y las gentes de Javierrelatre han dispuesto alrededor una bella zona ajardinada que incita a una pausada contemplación de tantos y tantos detalles del ábside y del resto del templo.
En un pequeño cerro arriba de la iglesia, queda el cementerio, donde antiguamente debió de estar el castillo.
Además de las preciosas panorámicas que desde allí se disfrutan hacia el valle del río Gállego, y las sierras circundantes, también asoma la Peña Oroel.
Se conservan alrededor del recinto del camposanto, muros medievales e incluso una aspillera.
Inmediatamente abajo, queda el caserío de Javierrelatre con sus construcciones típicas resaltadas por algunas bellas chamineras troncocónicas y preciosas cubiertas de tradicional losas de piedra.
Javierrelatre...Valle de Caldearenas...Aragón.
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