Enclavado en el mismo lugar en que El Cid venció los musulmanes con la ayuda del santo al grito de "¡Santiago y cierra, España!" en el s.XI...
Cuenta la leyenda que Rodrigo Díaz de Vivar, "El Cid" montó una expedición por estas benditas tierras del Maestrazgo para debilitar a la retaguardia mora en su avance hacia Valencia.
Estando aquí, en este mismo punto de la hoy bellísima La Iglesuela del Cid, muy cerca de la entrada de la actual Ermita de la Virgen del Cid y en el entonces poblado, ya desaparecido, de Torrenublos, se vio en la tesitura de tener que entablar dura batalla con un inesperado y fuerte contingente musulmán.
Aunque el ejército de Díaz de Vivar estaba curtido en mil y una batalla, se encontraron con un contricante mucho más numeroso y, sobre todo, descansado.
Fatalmente acorralados, se vieron ya inexorablemente derrotados por las huestes moras, cuando al habitual pero ahora desesperado grito de guerra de El Cid y los suyos de "¡Santiago y cierra, España!" (donde "cerrar" viene a querer decir, atacar al enemigo) apareció milagrosamente, en medio de un impresionante fogonazo, en la montaña de la vecina Peña del Morrón, una figura resplandeciente a lomos de un caballo blanco con un estandarte que marcaba una cruz roja.
Esa impresionante figura de caballero no era sino el mismísimo Apóstol invocado, que portaba la gran Cruz de San Jorge y acudía presto al auxilio de las tropas cristianas.
Desde la Peña del Morrón, Santiago espoleó a su montura y de un bravo e impresionante salto fue a parar justo a la explanada donde se estaba librando la cruel y desigual pelea.
Del mismo peso la pata izquierda del caballo quedó marcada en la roca, quedando como recuerdo para la eternidad y viéndose sorprendidos los moros, el combate dio un gran vuelco y finalmente, fueron vencidos.
Tras la batalla ganada, El Cid mandó erigir en este mismo lugar un peirón o pilar de piedra sagrada para conmemorar la victoria gracias a la decisiva y milagrosa intervención de Santiago Apóstol.
Y este es el Pairón de Santiago Apóstol que en La Iglesuela del Cid nombran también como de San Jaime (forma aragonesa de Santiago).
Y en el silencio atronador que dan unas amenazadoras nubes todavía es posible oir los gritos desesperados de aquellos luchadores de El Cid invocando ayuda al santo ... en estas mágicas tierras del Maestrazgo...Teruel Existe, Resiste y Enamora !!

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