La Flor de la Pasión, conocida como Passiflora o Pasionaria, de olor embriagador, es una planta trepadora que destaca por la característica forma y tamaño de su flor.
Produce un fruto ovalado que en la variedad Passiflora edulis es comestible, el maracuyá o fruto de la pasión.
La leyenda dice que su nombre y origen está vinculado a la Pasión de Cristo porque los diez pétalos que protegen la flor representan a los diez apóstoles que se encuentran en la crucifixión. Los filamentos de los que dispone representan la corona de espinas que le pusieron en la cabeza. Los cinco estambres representan a las cinco llagas que le infligieron. Los tres pistilos son los claves por los que se sujetó a la cruz el cuerpo.
Todo esto fue visto por un padre jesuita, Manuel de Villegas, allá por 1610. Éste encontró similitud entre las partes de la planta y los símbolos religiosos que envuelven la Pasión de Cristo.
La pasiflora se ha utilizado durante siglos en la medicina tradicional europea y americana para el tratamiento del insomnio y la ansiedad y como té sedante. En varias regiones del mundo la planta siempre ha sido utilizada con fines analgésicos, antiespasmódicos, antiasmáticos y sedantes . En la India se prescribió para tratar la adicción al opio.
Fotografía tomada en en zaragozano Barrio de Movera.

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