Horizontes de grandeza... familia de tejeros en el horno-tejar, haciendo magia con el barro, hace unas cuantas décadas...
El oficio de tejero, siempre ha sido un trabajo duro, practicado por hombres, mujeres e incluso familias enteras, injustamente "catalogado" como actividad de poca categoría y como en la mayoría de las actividades artesanales, de escasa rentabilidad económica.
Además del largo y laborioso proceso de fabricación de las tejas, ladrillos, baldosas... hay que hacer especial hincapié en la venta del producto final.
Había tejerías que estaban próximas a los pueblos pero también las había que se encontraban a bastante distancia y las familias tenían que vivir en ellas.
Los tejeros se veían obligados a recorrer los pueblos de su redolada y también lejanos para, con prácticamente una "teja debajo del brazo" y a lomos de caballerías, para tratar de colocar el fruto de su trabajo.
Si los contactos fructificaban luego vendrían los viajes en carro para llevar su mercancía a destino.
En las diferentes rutas de comercialización también había que tener en cuenta que la mejor época era de marzo a octubre ya que lógicamente era en ese período de tiempo cuando las tejas secaban mejor y ofrecían una calidad superior.
Antes de la venta, atrás quedaban las trabajosas faenas de traer tierra, moldear y acariciar barro con agua y acarrear leña para la cocción en los hornos tejares de la vida.
Documental sobre la elaboración y cocción en horno tradicional de tejas, ladrillos, baldosas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario