viernes, 21 de enero de 2022

Las tripas de la vida. Días de Mondongo.


Horizontes de grandeza... Las tripas de la vida, días de frío, nieve y mondongo, hace unas décadas...

En el ancestral y tradicional proceso de la matanza del cerdo, matacía, matapuerco, mondongo ... tenía lugar el lavado del menudo, que no era otra cosa que las tripas del gorrino, que posteriormente serían utilizadas para hacer las morcillas y los chorizos. 

 La matacía se llevaba a cabo en los fríos días de finales del otoño y primeros meses del duro y largo invierno.  

Del trabajo de estos días dependía en buena parte la alimentación para unos meses de las familias de muchos pueblos en una economía de pura autosubsistencia. 

Eran las mujeres las que se encargaban del lavado del menudo y a veces tenían que recurrir a romper el hielo de los lugares al efecto (río, acequia, lavadero...), acompañadas de algo de agua caliente, vinagre y sal. 
En esta foto se las ve con las entonces, muy utilizadas, tablas de lavar.
El olor era fuerte y desagradable y muchas veces las manos se quedaban heladas y casi se lloraba de dolor al calentarlas con agua caliente o en el fogaril. 
En las casas no había agua corriente y mucho menos las comodidades de las que ahora se disfruta.
En algunos casos para el lavado de las correas y tripas del cerdo se utilizaba un bación, artesa o gamella. 
Mientras algunas mujeres lavaban el mondongo, otras en la casa cocían el arroz para las morcillas y los hombres se afanaban en picolar la carne para las longanizas, chorizos...  

El matapuerco, un ritual ancestral y pleno de sabiduría, que a pesar de su dureza era todo un acontecimiento que reunía a todos los miembros de la familia, porque para todos ellos bien es cierto que había faena. 
Pero también había tiempo para la convivencia, las tertulias, la risa, algunos cantos y cantas... tiempo, en suma, para la vida.  
 
Mucho sacrificio pero también una gran alegría y satisfacción el ver luego el granero o falsa de las casas con los chorizos, longanizas... bien colgados en las barras o palos. 

Tiempos difíciles, sin lugar a dudas, pero estas tradiciones unían y hacían fuertes a las familias de cara al futuro y las adversidades de la vida, que tarde o temprano, siempre llegan. 
 
 
 
 

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