lunes, 14 de febrero de 2022

San Valentín y su fiel aliado Cupido.


 

Cuando Cupido estaba presto al ataque ... hace unas décadas.
 
Hoy es el día de San Valentín, el día que se honra a los enamorados y dicen algunos que también a los Centros Comerciales...
Y no hay mejor cómplice de San Valentín que Cupido. 
 
Cupido (del latín cupido, o sea "deseo") en la mitología romana es el dios del deseo amoroso, hijo de Venus, diosa del amor y de la belleza... pero también de Marte, el dios de la guerra.
Mismo origen y prácticamente misma historia que Eros, el dios griego del amor.
Y Eros es representado muchas veces con los ojos vendados para encarnar la ceguera del amor.
Cupido, ese querubín alado que lleva flechas de amor, es sin lugar a dudas, el símbolo perfecto para San Valentín. 
 
Y con San Valentín, para entender su celebración, también nos tenemos que remontar a la época de los romanos. 
 
Fiesta pagana de raíces precristianas que posiblemente era la festividad de tres días que tenía lugar en la Antigua Roma con ocasión de los Lupercales.
Cuenta la historia, cuenta la leyenda que en la festividad de los Lupercales se lanzaban a las calles los "lupercos", jóvenes desnudos que iban azotando a las mujeres por el camino con unas correas de piel de cabra, a modo de miembro viril.
"Lupercales" deriva de "lupus", el lobo.
Y es el lobo, el animal que representa a Fauno Luperco, romanización del griego Pan (en griego, Πάν), dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina y también protector de los pastores y de sus rebaños.
Estas fiestas romanas hacian honor a Lupercus y también a la loba que según la leyenda amamantó a los gemelos Rómulo y Remo, fundadores de Roma.
 
Con la llegada del cristianismo la fiesta fue asimilada por la iglesia, como ya ocurrió con otras fiestas no religiosas a partir del s.V d.C.
El origen religioso se remonta al s.III cuando en Roma gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir los matrimonios entre los jóvenes para poder disponer de ellos en su soltería como soldados sin ataduras de ninguna clase.
 
Y es aquí cuando entra en escena nuestro San Valentín.
 
A nuestro buen amigo no se le ocurrió otra cosa que celebrar clandestinamente matrimonios de jóvenes enamorados.
Más pronto que tarde, el emperador Claudio II se enteró y mandó arrestar y confinar al bueno o pardillo de Valentín en una oscura y húmeda mazmorra.
Valentín fue lapidado y decapitado el 14 de febrero del año 269.
Siglos después, fue elevado a los altares y en el año 494 el papa Gelasio I declaró el 14 de febrero, día de su martirio, el Día de San Valentín.
Su tumba situada a las afueras de Roma, en la Vía Flamina se convirtió en lugar de peregrinaje durante el medievo.
 
Fue probablemente durante la Edad Media cuando definitivamente se asoció el amor romántico a la figura heroica y mitológica de San Valentín, forjándose ya para siempre la leyenda del Patrón de los Enamorados.
Curiosamente, sería este brumoso origen legendario lo que daría lugar ya en 1969, bajo el pontificado de Pablo IV y despues del Concilio Vaticano II, a que la festividad fuera eliminada del calendario eclesiástico.
A partir de ese 1969 el 14 de febrero pasó a ser una fecha con santo pero sin celebración.
 
Pero ya era tarde.
 
Las raíces de San Valentín ya eran demasiado profundas y lo que para algunos no es más que una fiesta más de la cultura del consumismo... para otros es simplemente un guiño al amor, a la amistad, a la complicidad y al enamoramiento. 
 
Lo importante es amar y ser amado, aunque igual sea pedir mucho... hoy San Valentín y todos los demás días del año.
 

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