Magia en las manos... entrañable encajera en su "mundillo", en la mirada del pintor aragonés, de Borja, Jacinto del Caso.
Mirada de experta y manos curtidas de sabiduría la de la encajera de Jacinto del Caso, concentrada en su labor.
Siempre es un hechizante espectáculo ver como las manos de estas grandes mujeres entrecruzan los palillos adecuados a gran velocidad y con el característico sonido del "cli-cli" que hacen cuando contactan unos con otros.
Cuentan que el encaje de bolillos es una de esas experiencias en que es necesario conjugar a la perfección el alma, el corazón y la mente.
Y también se habla mucho de los propios beneficios que aporta al cuerpo, al espíritu y para algunas enfermedades o malos momentos, ya que exige mucha concentración, destreza al bolillear y un ejercicio constante de las manos.
Preciosa pintura de Jacinto del Caso, nacido en Borja en 1932 y que murió hace poco más de 1 año, concretamente el 24 de noviembre del 2.020.
Jacinto del Caso Gilaberte dominaba todas las modalidades de la pintura, desde el desnudo hasta el paisaje, pasando por bodegón, la representación de la vida cotidiana y también el retrato.
Fue un consumado retratista, para el que posaron artistas, literatos y científicos y miembros de realeza, como la Reina Margarita de Bulgaria, el mismísimo Rey Juan Carlos I, José María Pemán, el marqués de Lozoya, el poeta Mendizábal, el periodista y académico Luis María Anson....
Cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, completando su formación como copista en el Museo del Prado.
Su prestigio no solo estuvo en España, sino también en Portugal y en Italia , donde su obra le valió el nombramiento de Académico de Mérito de la Internacional de Nápoles y las Palmas Académicas de Oro, incluyéndole en el Diccionario Pontzen.
Jacinto del Caso Gilaberte fue también académico de la Aragonesa de Nobles y Bellas Artes de San Luis.
Fue un gran defensor del patrimonio de su ciudad, Borja.
Luchó incansablemente para impedir el derribo, desgraciadamente sin conseguirlo, de la antigua Iglesia de San Bartolomé.
Sin embargo, su intervención fue decisiva para conseguir la declaración del convento de la Concepción de Borja como Bien de Interés Cultural.
Sus últimos años los pasó trabajando en Madrid aunque hacía frecuentes visitas a Zaragoza y a Borja.
Sirvan estas líneas en su recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario