Aragoneses en O Fogaril con los zagales ya durmiendo y pensando, pensando, en la magia d´A Tronca de Nadal - La Tronca de Navidad...ancestral tradición aragonesa con la que se daba la bienvenida a estos días navideños y al solsticio de invierno.
Algunos mayores todavía recuerdan aquellos fuegos de zagales alrededor del fogaril - hogar, auténtico centro neurálgico de las casas de los pueblos, donde tenía lugar la vida familiar en las largas y frías noches invernales.
Y aún recuerdan con más ensoñación como de algunos de aquellos voluminosos troncos que se quemaban lentamente en el fuego cuando -en estas fechas señaladas y animados por los mayores- al atizarlos por la parte que daba a las brasas-tizonera y por la parte que sobresalía del hogar, osea por el culo... salían nada menos que galletas, nueces, chocolate envuelto en papel dorado o incluso caramelos...
Esta era la maravillosa y auténtica magia d´A Tronca de Nadal antes de que llegara en trineo el señor de amplia barriga y barbas blancas...
Muchas veces eran los siempre entrañables abuelos los que, se esforzaban, buscaban y guardaban en los días de antes, el tronco de la leñara más grande y llamativo para hacer posible, una vez ahuecado, la maravillosa magia d´A Tronca de Nadal, también llamada Toza, tizón, zoca, troncada, corniza... según los puestos.
La Tronca de Navidad, ancestral rito aragonés de raíces precristianas, todavía se conserva en algunos lugares, en otros se ha perdido y en ciertos sitios se ha revitalizado en los últimos años.
El fuego en o fogaril se mantenía siempre encendido y es en esta costumbre cuando la tronca se introducía en el fuego, debiendo de aguantar hasta los días de Reyes e incluso hasta la Candelaria, para expulsar los malos espíritus de la casa.
La tronca -muchas veces caixico...- se quemaba poco a poco y los trozos que no se quemaban se guardaban en las falsas para proteger los campos de las terribles tronadas y la casa de los rayos.
A veces, las cenizas también se esparcían en los huertos por su poder fertilizante.
La Tronca de Navidad se bendecía la Nochebuena cuando se introducía en el fuego purificador...
" Buen tizón, buen varón, buena brasa, Dios bendiga as chens de esta casa"...
"Tronca de Nadal, yo te bendizco
en o nombre de o Pai, de o Fillo,
y de o Esprito Santo, Amén".
En ocasiones, era el mayor de la familia, o el cabeza de familia el que levantando el porrón recitaba...
“Bebe tizón, bebe porrón, tú por a boca y yo por o garganchón” antes de echar un buen trago y santiguarse por la protección de la familia.
Hoy en día, cuando las grandes chamineras han desaparecido de los hogares, se siguen buscando grandes troncos para ahuecarlos o materiales que los imiten para introducir en él dulces, regalos o papeletas con sus nombres... debidamente tapados por una manta hasta que llega el momento, ese gran momento que sigue colmando la ilusión de los pequeños de la casa mientras los atizan de buenas formas imitando a cuando se hacía en os fogariles de antaño.... "Tizón caga, caga tizón" ... "Toza caga, toza caga"...
A Tronca de Nadal, tradición pagana aragonesa para celebrar el solsticio de invierno y del triunfo del sol sobre la oscuridad, ya que es a partir de entonces cuando los días alargan...
Y todavía, gran magia ancestral para los pequeños de la casa.
Y es la fotografía del gran Ricardo Compairé, tomada antes de 1936 la que me ha servido para ilustrar A Tronca de Nadal.
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