Un recuerdo cariñoso para todos los descendientes y amigos de Ruesta, Conjunto Histórico Nacional y pueblo arruinado por la construcción del Pantano de Yesa, a principios de los años 60.
La víspera, los vecinos se organizaban para ir a
buscar la leña , muchas veces al Coscollar, que serviría para encender
la hoguera al asomar la noche.
La hacían muy cerca del frontón
adosado a la iglesia y cerca del final de la carretera antes de que la
prolongaran hasta Artieda.
Los vecinos llevaban para asar alrededor
del fuego de la hoguera, longanizas, morcillas, chorizos... provenientes
de la matacía, mondongo o matapuerco.
El fuego, también aquí, siempre omnipresente en los ciclos festivos y manifestaciones culturales de muchos pueblos aragoneses.
Elemento purificador, fecundador de cosechas, protector de gentes y animales de la casa y ahuyentador de los malos espíritus.
En esos días festivos, un Día era el de los Mozos, otro el de los Casados...se
rondaba por el pueblo y se hacían magdalenas y buenas tortas en el horno
comunal.
En Ruesta, desgraciadamente, hace ya muchos años que ya no se hace nada de esto.
El
pueblo y sus tierras fueron expropiados de manera forzosa para la construcción del
Pantano de Yesa a finales de los años 50, en plena dictadura franquista.
Echados de sus casas, las gentes de Ruesta tuvieron que marchar en busca de otro futuro, de otra vida.
De
la Ermita de San Sebastián, actualmente no quedan más que sus cuatro
paredes y a la Iglesia de la Asunción, ya no se puede ni entrar porque,
olvidada y condenada por unos y por otros a la ruina, colapsaron las bóvedas de la nave.
De las antiguas casas de Ruesta solo quedan los esqueletos de sus muros y actualmente tampoco es posible acceder por la calle Mayor hasta el Castillo árabe, cuyas torres desafían la eternidad.
Pero, aún así, Ruesta todavía es un pueblo vivo.
Se
mantiene abierto el Albergue de Peregrinos del Camino de Santiago que
pasa por su misma puerta y que es la antigua y restaurada "Casa Valentín".
Al
lado se encuentra la Casa de Cultura que lleva el nombre de "Ramón
Acín", insigne artista aragonés que fue asesinado en Agosto de 1936 a
los pocos días del golpe de estado que daría lugar a la incivil guerra
española.
En Ruesta fueron rodadas secuencias muy importantes de la
película del genial Berlanga, "La Vaquilla", ambientada precisamente en
esos aciagos días de guerra incivil.
Ruesta sigue mirando al futuro y esperando, pese a unos y a otros, que se haga efectivo, definitivamente, un Plan de Reconstrucción del pueblo, ya que está enclavado en uno de los parajes más mágicos de Aragón y de Europa.
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