El subsuelo de la famosa Plaza del Torico de Teruel conserva y acoge una de las sorpresas patrimoniales menos conocidas de la ciudad: el ingenio de las infraestructuras de los Aljibes medievales.
La palabra aljibe proviene del árabe y hace referencia a una cisterna cubierta con una bóveda de cañón o apuntada cuya función era almacenar agua para el consumo humano, obtenida a través del agua de lluvia o transportada desde ríos, acequias y fuentes.
La ciudad de Teruel -fundada en 1171 por el rey de Aragón Alfonso II- se encuentra situada sobre una colina que favorecía la defensa de la ciudad pero dificultaba el abastecimiento de agua potable ya que los ríos se encontraban abajo del recinto amurallado.
Como consecuencia, durante un asedio, la vida en la ciudad se volvía especialmente difícil ya que la población no contaba con agua suficiente para sobrevivir.
Por esta razón, en 1374, el rey de Aragón Pedro IV ordenó la construcción de tres aljibes públicos en un punto estratégico de la ciudad. La idea era aprovechar los desniveles del terreno para canalizar el agua de lluvia de manera eficiente y conducirla a los depósitos subterráneos.
Pues bien, dos de aquellos aljibes medievales han sido descubiertos: el Aljibe Fondero y el Aljibe Somero. Ambos se encuentran y se pueden visitar en el subsuelo de la actual Plaza de Carlos Castel, la popular Plaza del Torico.
El tercero de aquellos aljibes todavía está sin localizar.
La construcción de aquellos aljibes no estuvo exenta de contratiempos y fatalidades, como un accidente que mató a 23 obreros al derrumbarse una de las bóvedas.
Los aljibes de Teruel siguen las tradiciones constructivas heredadas de los romanos. A partir del siglo I a.C., comenzaron a usarse roca caliza y bóvedas de cañón hechas de hormigón de cal (opus caementicium). Este método permitió construir cisternas más amplias y resistentes, mejorando el almacenamiento de agua.
Con la nueva construcción del sistema de abastecimiento de la ciudad promovido en el s.XVI por el arquitecto Quinto Pierres Vedel con su famoso Acueducto de los Arcos, el Aljibe Fondero dejó de usarse como depósito. Entonces, fue reutilizado como bodega para la Taberna Vieja, de propiedad concejil.
Actualmente este aljibe aloja una sala de proyección para documentales explicativos. El otro, aún sigue pudiendo recibir agua.
La entrada para ver los Aljibes medievales se localiza en la calle Ramón y Cajal, s/n. y desde la Plaza del Torico se adivina ya que es como una boca de acceso a una estación de metro.
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