Cuentan los que conocen bien las rocas y sus entrañas que por aquí, por la Cañada de Campillo y el Barranco de la Hoz Seca, en tiempos inmemoriales debieron de bajar de continúo impetuosas aguas que modelaron y cincelaron pacientemente a lo largo de los siglos lo que hoy es un bellísimo cañón de fascinantes y verticales paredones gracias a la actividad kárstica y fluvial ejercida sobre el páramo cálcareo que une Calmarza con Jaraba.
Y es aquí, también, donde nuestros antepasados pastores aprovechando los recovecos y oquedades de la roca construyeron apriscos, corrales y parideras para resguardarse y cuidar y proteger su ganado de depredadores.
Una de estas construcciones es este hermoso brosquil que forma conjunto y está acompañado muy cerca por un tradicional corral que también se encuentra al abrigo de las paredes rocosas.
Era en el corral donde se cobijaba al ganado en general y el brosquil se utilizaba para albergar únicamente a los corderos.
El muro que lo cierra y delicadamente levantado en piedra seca creaba en su interior un ambiente completamente independiente y oscuro donde la luz no incidia en los corderillos, facilitando que su carne fuera lo más blanca posible.
Magia, mucha magia en el Barranco de la Hoz Seca de Jaraba...en la Comunidad de Calatayud...Zaragoza.
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