Viaje fascinante a las viejas y mágicas piedras del Despoblado medieval -hoy, pardina arruinada- de Arasiella en Ipiés, Aragón, con restos de la iglesia románica, torre defensiva y marcas de la incivil guerra española.
Lejos de lo que algunos llaman "civilización", inmersas en un mundo que ya no es, pero en un enclave de esa belleza serena, solitaria y subyugante tan difícil de describir y más aún de captar por algunos sin tener los poros de la piel lo suficientemente abiertos, se encuentran los restos de la Iglesia románica de Santiago del despoblado medieval de Arasiella.
Viejas y mágicas piedras que ya en el siglo XII conformaron el templo de un lugar cuyas gentes tuvieron que abandonar, posiblemente hacia el s.XIV-XV, bien como consecuencia de aquellas terribles pestes que asolaban pueblos enteros o por la falta de agua, que a la larga no deja de ser otra plaga o calamidad.
Con los siglos, otras gentes vieron en este inhóspito lugar la posibilidad de echar nuevas raíces y utilizaron aquellas viejas piedras para levantar otras casonas y edificios para volver a dotar de vida por las personas y los animales.
A mitades del s.XIX la Pardina de Arasiella llegó incluso a formar, junto a los cercanos Abenilla y Atós, ayuntamiento propio.
Pero la llegada del s.XX, como en tantos y tantos otros lugares, supuso el fin, el arruinamiento y el expolio de Arasiella.
En la parte más alta de la Pardina y con amplia -y magnífica- vista hacia los montes y valles pirenaicos también se conserva la planta de lo que pudo ser una torre o fortificación defensiva.
La triste llegada de la incivil guerra española supondría la utilización de estas viejas piedras para construir trincheras que aún son visibles en la zona junto con diversas marcas que dejaron aquellos que aquí estuvieron y la sufrieron.
Arasiella o Arasilla, como también se conoce, y que posiblemente ya estuviera habitada antes del s.XI, constituye un valioso documento y aún incluso, un museo viviente, de la evolución de muchas de estas altas tierras aragonesas a lo largo de los siglos.
Faenas arqueológicas podrían desentrañar muchos de los misterios y enigmas que todavía guardan las piedras y entrañas de este lugar imprescindible.
Pardina de Arasiella en la magia de Ipiés, en el Serrablo, Alto Aragón.
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