jueves, 26 de diciembre de 2024

En "El Alfar", los antiguos Obradores de Tobed.

 

 


 

 

Entre jarras, ollas, pucheros...de la vida y los antiguos obradores de Tobed, gran centro alfarero que fue de Aragón... 
 
En Aragón, se conoce como "Alfar" tanto al obrador, lugar de trabajo del alfarero, como al pueblo que fue un gran centro de producción cerámica.
Y Tobed, lo fue.
Fue uno de los grandes pueblos alfareros de Aragón.
Cuenta la historia, cuenta la leyenda que la expulsión de los moriscos hacia 1610 supuso para Tobed la práctica desaparición de sus alfareros y que no sería hasta finales de ese siglo XVII cuando el lugar volvería con fuerza a convertirse de nuevo en un centro de referencia de la olléria aragonesa de tradición mudéjar.
Hasta cerca de 70 artesanos del barro a principios del s.XX, llegó a conocer el padre del último alfarero de Tobed, José María Quero, fallecido hace unos años y fiel representante de la cuarta generación de artistas. 
 
Actualmente, las gentes de Tobed han restaurado los ancestrales balsones y un horno de cerámica de los que se encontraban en el llamado "Barrio de los Obradores" donde se hacía magia con las manos y el barro.
Barrio de los Obradores que llegó a albergar más de medio centenar de obradores de ladrillo, teja, tapial que funcionaron hasta el siglo XX con llegada de la invasión del plástico y demás...
Aquí, en estos balsones se daba al barro -que se traía de la zona llamada de "Trascastillo"- tres aguas para limpiarlo y antes de transportarlo a los obradores a sacamula.
Dos veces eran cocidas la piezas en los hornos.
La primera, el "escalde", cocía el barro crudo durante 8-9 horas.
La segunda, la "cocida", duraba 4 horas y se realizaba una vez pintada la pieza con su esmaltado final.
Para el fuego del proceso de cocción en el horno se utilizaba leña y sobre todo, muchísmas aliagas que se introducian por su boquera.
Orza, modonguera, novena, presera, veintedosena, miajera...eran los nombres de las diferentes clases de cazuelas.
Olla, presero, diocheno, de viuda, miajero, boliche...eran algunos de los que correspondían a los pucheros. 
 
En los años 90, se impartieron con idea revitalizar la actividad, diversos cursos de alfarería y cerámica, gracias a los cuales, Conchita Martínez hizo del arte de la alfarería su profesión reinventando y evolucionando un estilo mudéjar que plasma, actualmente, con maestría en menaje y objetos de decoración. 
 
Bueno, sirvan estas pequeñas líneas y esbozos para rendir un pequeño homenaje a todas aquellas gentes que hicieron de Tobed un gran pueblo alfarero y a todos los que procuran que, de una forma u otra, ese legado permaneza vivo en la localidad y en Aragón. 
 
Tobed... magia en las manos y en las tierras de la Comunidad de Calatayud...Zaragoza.
 
 
 
 
 

 

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