"El terreno del valle, como el de todos aquellos, es áspero, cubierto de elevadas montañas entrecortadas de barrancos y precipicios, que imponen aun al más acostumbrado a su vista.
Durante 6 ó 7 meses del año el terreno está curbierto de nieve por la parte del Norte.
Hay pinos, abetos, hayas, bojes y otros árboles de otras especies, de los cuales podría sacarse abundante madera de construcción.
De las cimas descienden en el deshielo multitud de arroyuelos que van a parar al río Osia, único de alguna importancia.
Por sus faldas brotan infinitos manantiales de aguas, las más dulces y cristalinas.
Entre las espesuras de sus inmensos bosques se abrigan las perdices, liebres, palomas torcaces, los jabalies, corzos, cabras monteses y gamos; los lobos, osos y otros animales dañinos.
Las tierras en general son flojas, pedregosas y áridas.
Los caminos son locales, de herradura y ásperos.
Le baten los vientos del N. NO. y S.; su clima es frío pero sano.
Forman la población 90 casas de un solo piso alto, por lo común, distribuidas en varias calles bastante cómodas, aunque mal empedradas en su mayor parte, y tres plazuelas sin soportales, en una de las cuales está la Cárcel del Valle, y en la otra la Casa Consistorial, que es el mejor edificio del pueblo.
Hay una escuela de primeras letras dotada en 10 cahices de trigo, pagados por reparto entre los vecinos; concurren a ella unos 25 ó 30 discípulos, y de estos, todos los que aprenden a escribir pagan además 6 reales anuales cada uno.
También hay una iglesia parroquial, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, servida por 1 cura y 1 sacristán.
Los habitantes beben el agua de una fuente escasa pero de calidad exquisita que hay hacia el oeste, a corta distancia de la población.
Hay algunos pequeños huertos que los naturales cultivan a uno y otro lado del río Osia, que en verano queda casi seco.
Se elevan dos cordilleras principales, cuya altura sobre el nivel del mar no se conoce, si bien debe de ser considerable, especialmente la del llamado Pico de Bisaurín, que cuando está nevado, se descubre desde el Puente de Piedra de Zaragoza.
En el paso o camino para Jasa hay un puente de madera que desaparece todos los años con las avenidas y que es preciso rehacer.
También hay un molino harinero que la mayor parte del año no puede moler sino por intervalos.
La industria son 4 ó 5 telares de lienzos y sayales ordinarios para el vestido de las familias.
Se produce trigo, cebada, centeno, avena, judías y otras legumbres, todo en corta cantidad; patatas, lino, cáñamo, maderas; cria ganado lanar, cabrío, vacuno, caballar, mular y de cerda.
Se pescan en el río algunas truchas y angulas.
Hay caza de perdices, liebres, palomas torcaces, jabalies, corzos, sarrios, osos, lobos, zorros y tejones.
Los vecinos que por la escasez de las cosechas no tienen medios para subsistir todo el año , emigran con sus hijos al inmediato reino de Francia para ganar un jornal.
Población, 75 vecinos, 22 de catastro; 380 almas.".
Así vio las tierras y pueblo de Aragüés del Puerto, Pascual Madoz -o alguno de sus emisarios- a mitades del s.XIX y dejó contado en su hoy famoso Diccionario Geográfico Estadístico Histórico 1845-1850 de Huesca.
Hoy, Aragüés del Puerto sigue teniendo esa majestuosa y espectacular belleza paisajística y un entramado urbano repleto de encanto, tipismo y tradición...en uno de los valles mejor conservado y menos explotado del Pirineo.
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