En un lugar solitario, agreste, bellísimo y de ensueño se encuentra el despoblado medieval de El Alcañicejo, también llamado Alcañiz de la Huerba, con los restos de un hish-castillo andalusí y del monasterio - iglesia románica de San Bartolomé, también conocida como la Ermita del Santo.
El agüerro aquí, en El Alcañicejo, ofrece un hermoso colorido y una dimensión que te transporta a unos tiempos en los que aún la mayoría de las consignas son enigmas y muchos de sus cabos aún están por estudiar y atar.
Siempre que se vuelve por aquí -y ya son unas cuantas, porque el lugar lo merece-, surgen más y más sorpresas y también afloran las mismas incertidumbres en la cabeza.
Estando debajo de esos monumentales ábsides da la impresión como si este lugar no se hubiera llegado a terminar -como de igual modo se observa en otros lugares- por los motivos que fuera y que todo lo que se hizo fue reaprovechado por las gentes que siguieron a sus constructores a lo largo de los siglos.
O tal vez, se desmoronó durante las obras o por algún suceso imprevisto o batalla y allí se quedó...aguantando hasta nuestros días el olvido y también la incomprensión y el abandono de los hombres del hoy.
Arriba, en lo más alto, quedan restos y vestigios de un hisn o castillo, para controlar el cauce de La Huerba, en el lugar donde antes debió de existir un asentamiento que algunos estudiosos datan en los siglos II y I a. de C.
Cuenta la historia, cuenta la leyenda ...que en fuentes musulmanas andalusíes ya se menciona este lugar como "Al Kanisa" en 878 y El Alcañicejo también queda reflejado entre los versos 935 y 940 del Cantar del Mio Cid.
Luego llegaría la conquista aragonesa de estas tierras y ya en el año 1124 el rey aragonés Alfonso I El Batallador lo donaría a dos hermanos citados como Fruela y Pelayo.
En el año 1217 El Alcañicejo fue vendido a los Ximénez de Urrea, alta familia de la nobleza aragonesa.
Se cree que en el año 1348 la llamada Guerra de los Pedros, en aquellas interminables batallas entre aragoneses y castellanos, provocaría la destrucción del lugar.
Ya en el s.XIX, Pascual Madoz en su famoso Diccionario Geográfico Histórico de 1845-1850 define aquí la Pardina del Alcañicejo como propiedad de los Marqueses de Tosos.
En esos años, los restos del castillo eran "El Puntarrón" y nombra los restos de la "iglesia con un altar y tres casas de mediana construcción".
Estas subyugantes ruinas se encuentran próximas al Embalse de Las Torcas, sobre el río de La Huerba, en el término municipal de Tosos, aunque algo más cerca del pueblo vecino de Aladrén.
El paraje, sin lugar a dudas, es uno de los más hermosos de la provincia de Zaragoza y también uno de los templos románicos más desconocidos de Aragón.
Imprescindible.















No hay comentarios:
Publicar un comentario