En la magia de Purujosa, Aragón, en donde en tiempos lejanos se encontraba su Castillo defensivo...
Al pequeño pero bellísimo pueblo de Purujosa le llaman el "Nido de Aguilas del Moncayo", y con razón.
El pueblo, a casi 1.000 metros de altitud, se encuentra -entre los montes del Moncayo y la Sierra del Tablado- en el escarpe más alto de la conocida como Muela de los Aliagones, dominando airoso y en una clara posición defensiva los cauces del Río Isuela y el Barranco de la Virgen.
Y es en este lugar, la calle del Castillo, hoy rodeada de recoletas construcciones respetuosas con la tradicional fisonomía del pueblo, donde según la tradición, debió de encontrarse la antigua fortificación.
A día de hoy, todavía no se sabe cuando se construyó ni en que momento desapareció... pero sí existe documentación que prueba su existencia.
Aunque los primeros habitantes de estas tierras pudieron estar ubicados en el entorno de las cuevas del Barranco de Valcongosto por los huesos que en él se han localizado y que han sido datados en la Edad de Bronce, las primeras menciones a Purujosa conservadas son inmediatamente después de la llamada "Reconquista".
El enclave celtíbero pasaría a ser romanizado en la Edad Antigua. Cuenta la historia, cuenta la leyenda ... que Purujosa fue visitado por el Emperador Constantino El Grande en uno de sus viajes por Hispania allá por el s.IV y que la cueva sagrada que utilizó como lugar de pernocta es el emplazamiento actual de la entrañable Ermita de la Cueva o de Constantín, de la que hablamos ayer mismo por aquí.
Purujosa es donada en el año 1.177 al Monasterio de Veruela por el rey Alfonso II de Aragón, al que llamaban "El Casto" o "El Trovador".
A mediados del s.XIII Purujosa pasó de ser lugar de señorío eclesiástico a realengo.
En 1.279, el rey Pedro III de Aragón, "El Grande" ordena a un tal PedroGarcía de Vera entregar la potestad de "Puyorosa" a Alamán de Gúgal.
Purujosa es mojón fronterizo con Castilla y es de suponer que en aquel ardoroso y cansino período entre 1356 y 1369 de la llamada "Guerra de los dos Pedros" -uno, Pedro I de Castilla y el otro, Pedro IV de Aragón- el pueblo y su castillo jugaran cierto papel de relevancia y posiblemente con resultados de fuertes niveles de destrucción.
En el fogaje de 1495 aparecen para Purujosa 29 fuegos, que vendrían a equivaler a unos 130 habitantes.
En el s.XVII tanto Purujosa como la redolada sufrieron los penosos resultados del azote de varias pestes.
Es en ese siglo XVII cuando Purujosa pasó a formar parte de los Condes de Morata, que perduró hasta el s.XIX.
En 1857 el número de habitantes andaba por los 400, que se incrementaron en los años 20 del pasado siglo XX hasta casi los 600.
Fuerte crecimiento demográfico que corrió paralelo fundamentalmente a la sobreexplotación de sus recursos y a la tala del bosque.
Deforestados sus bosques, vino después una fuerte emigración de los carboneros hacia pinares turolenses y sorianos y luego a los hayedos navarros.
El colapso de las economías de mera subsistencia a mitades del s.XX unido a la época del llamado "desarrollismo", que impulsó el vaciamiento de los pueblos para llevar mano de obra a ciudades y áreas industriales favorecidas por el régimen franquista, provocó, al igual que en muchos otros pueblos, que Purujosa quedará prácticamente despoblado.
Aquella feroz despoblación del s.XX llevó aparejada, curiosamente, la preservación de la fisonomía arquitectónica del pueblo ya que no hubo lugar -por falta de habitantes- a modificaciones en pos de reformas de viviendas o urbanísticas.
Ha sido el ímpetu y la tenacidad de sus gentes unido al deseo de preservar las esencias tradicionales lo que ha propiciado el renacer en las últimas décadas de Purujosa, convirtiéndolo, sin lugar a dudas, en uno de los pueblos del entorno del Moncayo que mejor ha sabido conservar el espíritu de siempre y de los suyos.
Tesoros de Aragón... Purujosa, en la Comarca del Aranda... Zaragoza.
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