Un castillo en el cielo... el majestuoso, imponente y casi inaccesible -fuera de tiempo reglado y para el común de los mortales-, Castillo gótico de Mequinenza.
Allá arriba, en lo alto de estas históricas tierras de frontera aragonesas, a casi 200 metros sobre el nivel del mar, vigilando Mequinensa, Poble Vell, pueblo viejo y la bella y moderna Mequinanza, pueblo nuevo y dominando el impresionante "Aiguabarreig" formado por los ríos Segre, Cinca y Ebro se encuentra esta magnífica fortaleza gótica edificada allá por los siglos XIII-XIV en lo que fue una primitiva fortificación defensiva bereber de la tribu de Miknasa - Meknassa, de donde viene el actual nombre de la población.
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| El Castillo de Mequinenza con magníficas vistas hacia las aguas del Ebro en el Pantano de Ribarroja con algunas de las antiguas Minas al fondo |
Fue hacia el ya lejano -en la siempre gran historia aragonesa- año de 1133 cuando el rey de Aragón Alfonso I, llamado "El Batallador" se embarcó -dentro de sus campañas de reconquista a los musulmanes- en las batallas por Mequinenza en su afán por asegurarse salida al Mare Nostrum, el Mediterráneo y tener bases para la conquista de otras bases islámicas como Valencia o Baleares.
El Batallador debió de contar con un gran contingente de hombres para hacer frente a esta gran fortaleza y plaza de Mequinenza y poder salir airoso y triunfante de la empresa.
Con la Reconquista el lugar pasó a manos de Ramón Berenguer IV y finalmente a la familia de los Moncada.
Se sabe que hacia 1288 el Castillo de Mequinenza se convirtió en la prisión de Carlos II de Anjou, Príncipe de Salerno, hijo de Carlos de Anjou, rey de Nápoles y Sicilia tras convertirse en prisionero de Alfonso III de Aragón, rey de Aragón, de Valencia y Conde de Barcelona, cuando disputaba la Corona de Sicilia.
Con la llegada del s.XV la fortaleza militar se convertiría ya en Castillo Palacio introduciéndose reformas arquitectónicas defensivas en la edificiación.
En posteriores siglos Mequinenza sufrió las Guerras de Sucesión, Secesión y de la Independencia.
Napoleón consideraba Mequinenza como la "llave estratégica del Ebro" y el castillo y la población tuvieron que soportar hasta tres ataques de la tropas francesas, aunque finalmente y tras una fuerte resistencia fue conquistada en 1810.
Es por ello por lo que el nombre de "Mequinenza" figura inscrito en el Arco de Triunfo de París.
Sería ese mismo año cuando Mequinenza sería reconquistada sin pegar un solo tiro y gracias a las técnicas de espionaje del general español Juan Van Halen.
Durante el siglo XIX el Castillo de Mequinenza también un jugó un papel importante en las cansinas guerras carlistas, conservando incluso una pequeña guarnición militar hasta principios del s.XX.
Con motivo de la construcción de los pantanos de Mequinenza y Ribarroja a mitades del siglo pasado -y que significaron la trágica desaparición de los pueblos viejos de Fayón y Mequinenza) la empresa promotora Enher (Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana) se hizo con el castillo, lo rehabilitó y remodeló en parte para destinarlo a residencia de sus ingenieros y visitas de algunos llamados "ilustres".
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| El "inaccesible" Castillo de Mequinenza, visto desde los restos de una de las murallas medievales que bajaban hacia el Poble Vell de Mequinensa. |
El Castillo de Mequinenza aún a día de hoy, sigue en manos de compañías eléctricas, actualmente la Fundación Endesa.
La visita, que es guiada, solo es posible en el día impuesto de los martes laborables y únicamente a determinadas zonas delimitadas.
Las visitas son limitadas, se gestionan en los Museos de Mequinenza y hay que hacerlas con al menos 15 días de antelación.
Parece ser que los aledaños del Castillo son también propiedad de Endesa y lo que deberían de ser unos disfrutables para la ciudadanía y magníficos miradores sobre Mequinenza, Poble Vell, Mequinenza, Pueblo Nuevo, el "Aiguabarreig" y las aguas de los Pantanos es una zona poco tranquilizadora con amenazantes carteles del estilo de "Propiedad Privada" - "Prohibido el Paso" que nos recuerdan inevitablemente que en algunos lugares los tiempos de luminosos cielos no terminan de arrancar del todo y los nubarrones del siniestro pasado aún sobrevuelan y se hacen respirar tóxicamente en el ambiente.
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| Uno de los viejos torreones "carlistas" del Castillo de Mequinenza con espectaculares vistas hacia el río Ebro. |
Ese castillo y ese entorno están pendientes todavía de abrirse a la gente, que al fin y al cabo son los verdaderos dueños de las tierras y también del mismísimo cielo.
Castillo de Mequinenza-Mequinensa ...magia y raíces eternas de sus gentes... en la Comarca del Bajo Cinca-Baix Cinca... Zaragoza.




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