miércoles, 14 de mayo de 2025

Bueña (Teruel) con su Castillo en lo alto.

 


 

 

Bueña es una pintoresca localidad de origen musulmán...y nadie como su estratégica fortaleza medieval dominando gran parte del Valle del Jiloca, para contarnos sus avatares históricos...
El Castillo de Bueña, anterior al s.XII, se comunica visualmente con el Castillo de Peracense y contaba con un recinto amurallado de mampostería del que aún quedan bastantes restos visibles.
Su parte mejor conservada, es la que podría haber sido su Torre del Homenaje, de planta rectangular y de unos 8 x 6 metros de lado y 10 metros de altura.
Este torreón con el tiempo, pasó a convertirse en un palomar, perdiendo sus almenas y la puerta de arco de medio punto en altura. Actualmente, aún se adivina su configuración.
Bueña, fue reconquistada por el rey aragonés Alfonso I, El Batallador, después de la famosa Batalla de Cutanda de aquel lejano año 1120.
Sin embargo, parece ser que una vez muerto el monarca, en 1134, pasó de nuevo a manos musulmanas y no sería hasta mediados del s.XII cuando Ramón Berenguer IV la recuperaría definitivamente.
A partir de este hecho, Bueña formó parte de la Comunidad de Aldeas de Teruel, en su sexma de Campo de Visiedo.
Desde entonces, la fortificación formaba parte del sistema defensivo aragonés frente a territorios musulmanes de Al-Andalus.
A partir del s.XIII y hasta el XV, el Castillo de Bueña se convirtió en baluarte defensivo y estratégico frente a la vecina Castilla.
Existe constancia documental de dos severos ataques por parte de los castellanos en los años 1363 y 1369 en las llamadas guerras de los Pedros.
Los "Pedros" no eran otros que Pedro I El Cruel de Castilla y Pedro IV El Ceremonioso de Aragón.
El tal Pedro I, lo de "Cruel" lo debía de llevar marcado a sangre y fuego...porque todavía se recuerda cuando los castellanos sitiaron el castillo y apresaron a los hijos del alcaide Martínez de Gombalde.
Exigieron la entrega de la fortificación a cambio de sus vidas...
Su negativa les costó la vida.
Unos años más tarde, el Castillo de Bueña volvería a ser testigo de escaramuzas de armas por la ruptura del rey aragonés Pedro IV con su antaño aliado Enrique II de Trastámara.
A partir de aquí la historia de esta fortificación se difumina al perder su carácter defensivo y es de imaginar que muchos de sus sillares se utilizarían en casas, muros y nuevas edificaciones del lugar a la par que su torre pasaría a desempeñar labores de palomar.
Sin duda alguna...estas labores la habrán salvado de su ruina total.
 
 
 
 

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