Espierlo es una pequeña aldea despoblada del Altoaragón, desde hace ya unas cuantas décadas, pero que todavía muestra todos los elementos que resultaban indispensables para una vida de auténtica autosubsistencia.
Y entre esos elementos no podía falta el horno de pan cocer.
Las dos únicas casas de Espierlo tenían cada una su propio horno individual o familiar.
El pan en aquellos años -tampoco tan lejanos- en que las familias prácticamente no abandonaban su casa y sus tierras en todo el año, salvo por motivos realmente necesarios o excepcionales, era indispensable en su dieta diaria.
Y aquí, no había panaderías ni panaderos que carriaran y lo repartieran, por lo que eran los propios vecinos los que lo amasaban, fermentaban y horneaban.
Por norma, se solía cocer cada diez o quince días y se guardaba en un lugar fresco, como podía ser una artesa o el mismo cajón del banco del hogar.
En pueblos más grandes había un horno comunal pero en las pardinas, masías, torres, castillos ... o en pequeñas aldeas como Espierlo, el pan era cosa de cada familia.
Este entrañable horno rectangular con chaminera y techumbre de losas de Espierlo, que todavía resiste los duros embates del tiempo y el olvido, estaba adosado a la vivienda principal y su cúpula semi-circular hábilmente construida todavía resiste el fuego y algún hilo e vida.
Arquitectura y cultura popular y tradicional ... en la magia de Espierlo... en un mundo que hace tiempo que ya no es.

No hay comentarios:
Publicar un comentario