Una caseta.
La planta de abajo para las faenas.
La de arriba...para vivir... y soñar.
Una chimenea, una ventana, dos baldas embutidas y cuatro paredes de adobe.... y la pasión por la pintura de aquel que le tocó pasar sus horas y sus días en esa pequeña estancia.
Decoró el techo y las cuadro paredes con sus manos, sus pinceles, sus pinturas...y su sensibilidad.
Pueblos, un molino, montañas, valles, ríos, bosques....todo flanqueado por vistosas columnas, pero sin firma...sin ninguno de esos grafitis pastoriles que a veces vemos...
No se quién es el artista...ni tampoco porque no le dio tiempo de terminar su obra...por que sólo quedó plasmado un dibujo, casi un esbozo, sobre el último trozo de pared blanca...pero emociona imaginarlo allí trabajando, rodeando su "casa" de magia....
Y la caseta, ay la caseta... ya empieza a tener sus goteras...y éstas hacen que el techo de la estancia se haya empezado a desmoronar ...y que las pinturas se diluyan "como lágrimas en la lluvia" ... que diría el replicante Roy Batty, en la inolvidable película Blade Runner.





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