Poco que ver actualmente con el aspecto que la Iglesia presentaba en los primeros años del s.XX.
Ni rastro de las pinturas murales, ni del retablo barroco, ni del altar...
Parece ser que todo se perdió a consecuencia de las intervenciones que realizó el arquitecto Luis de la Figuera durante los años 10 del pasado siglo.
Todo lo atribuible al denostado por aquellos años "arte barroco" fue condenado en favor del "románico puro".
En un informe sobre aquellas obras llevadas a cabo se lee lo siguiente...
"Han sido descegados los grandes ventanales de la iglesia principal, devolviéndoles su primitivo aspecto, con lo cual aquélla ha adquirido más luz y majestuosidad. El presbiterio ha quedado libre de las groseras pinturas que lo afeaban,fruto del mal gusto imperante en el siglo XVIII; y la arquería de este mismo presbiterio, desprovista de la espesa capa de cal que mataba líneas y destruía contrastes, (…). Ocioso es decir que se ha quitado de allí el pesado y antiestético retablo barroco, quedando solamente el ara o mesa de altar, de piedra.
Con ello, se devolvió el ábside del monumento a una época, digamos original, pero a cambio se perdió para siempre una parte importante de su evolución a través de los siglos.
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