Con una mágica chaminera con espantabrujas... de Ansó, Pirineo Aragonés.
Si hay algo que define por sí solo a Ansó -aparte de su bellísima naturaleza privilegiada y las tejas planas del país de sus tejados- son sus esbeltas chamineras troncocónicas.
Altivas chamineras que descienden desde el tellau hasta el fogaril de las casas más tradicionales de Ansó.
Algunas de ellas todavía portan en lo más alto el espantabruxas protector.
Espantabrujas que evitaban que las bruxas que sobrevolaban los tejados pudieran penetrar en las casas por el único lugar que no se podía cerrar ... las chimeneras.
Los espantabrujas, a veces, son simplemente una piedra en forma vertical o simples y pequeños zaborros que destacaban por su forma o algo peculiar, otras tenían forma de cruz y en ocasiones se moldeaban con caras terroríficas y feísmas, antropomorfas e incluso haciendo cierta burla a las bruixas.
Para las gentes del lugar esas piedras mágicas y protectoras eran conocidas como capiscol, pilón, bichelo...
También se solían colocar en algunos lugares, pucheros, cántaros o vasijas por su simbología purificadora del agua.
E incluso piedras con algún orificio que hiciera que cuando soplara el aire produjera un sonido infernal para los seres malignos.
En todo caso y por si acaso ... antes de buscar el refugio de la cama por las noches había que dejar en el fogaril las estenazas bien abiertas en forma de cruz.
No os fiéis nunca de las bruixas.
Haberlas, haylas ... y se las saben todas.
Ansó mágico... en la Comarca de la Jacetania... Alto Aragón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario