viernes, 21 de octubre de 2022

Echo, desde el otro lado del río Aragón Subordán... y algo de su historia.


 

Tocando el cielo... en un pequeño -gran- pueblo de cuento, Echo-Hecho, Pirineo Aragonés.
 
Val d´Echo forma parte del Parque Natural de los Valles Occidentales.
Un mágico enclave que combina magistralmente en sus más de 27.000 hectáreas la alta montaña con los bosques y los pastizales.
Sus bosques de hayedo, pino negro, pinares, abetales... gozan de una gran influencia atlántica. 
 
Numerosos monumentos megalíticos y los restos de la calzada romana son testimonio de las gentes y pueblos que a lo largo de los siglos se han asentado en estas privilegiadas tierras.
En Guarrinza y la Selva de Oza los dólmenes y cromlech ya nos dicen que desde el 3.000 a.C. los hombres cazaban por estas montañas.
Y la calzada romana nos da fe de que por aquí pasaban incluso carruajes en la ruta del Summo Pyreneo o Caesaraugusta–Beneharnum, que unía Zaragoza con el país galo a través del Puerto del Palo.
Cuentan los que dicen que saben que el Condado carolingio de Aragonum formado por Hecho y Canfranc, se anexionó más tarde con los valles próximos, se expandió a la Jacetania y, progresivamente, se fueron uniendo otros territorios hasta incluir los Condados de Sobrarbe y Ribagorza para ver nacer al Reino de Aragón.
Se dice que fue en el ya lejano año 833, cuando Galindo I Aznárez (hijo del Conde de Aragón Aznar Galíndez) fundó el Monasterio de San Pedro de Siresa.
Hay una historia o una leyenda que ha pasado de generación en generación, que nos habla de que hasta el mismísimo rey de Aragón Alfonso I, llamado "El Bartallador" que gustaba de cazar por estos lares, fue salvado, cierto día, por pastores chesos, de morir bajo las garras de un temible oso.
El Puerto del Palo ha visto pasar desde siglos inmemoriales miles y miles de peregrinos camino de Santiago.
Y los ríos, han sido testigo de descensos de nabatas y almadías ya que los chesos desde siempre han sido poderosos comerciantes, especialmente durante los siglos XV al XVIII.
El siglo XIX fue especialmente trágico para el valle, ya que las tropas napoleónicas prendieron fuego a muchos de sus pueblos como castigo a su levantamiento en armas contra ellas.
El siglo XX es el año de los contrabandistas, hombres intrépidos obligados a comercializar en tierras de frontera simplemente para sobrevivir.
El siglo XX es también el de la incivil guerra española y el de la huída de muchas personas de la Francia ocupada por los nazis.
 
Y ya, en el siglo XXI, las gentes de Echo pueden sentirse orgullosas de haber sabido mantener las grandes esencias patrimoniales históricas, culturales y también, arquitectónicas ... en forma de un hermoso pueblo donde prácticamente todos los rincones rezuman el espíritu de lo auténtico y genuino.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aventadora en el viejo Molino harinero de Miravete de la Sierra, Maestrazgo, Teruel.

      Las abentadoras -aventadoras, beldadoras...- supusieron en el pasado siglo XX un gran avance en el proceso de la trilla para las gente...

Entradas más vistas.