Gentes de leyenda... Honorio Orduna, uno de los dos últimos habitantes de Tiermas, Aragón (pueblo ahogado y arruinado por el Pantano de Yesa en los sesenta) en el branquil de su casa, en 1985.
La construcción del Pantano de Yesa provocó la muerte de 3 pueblos zaragozanos en la Comarca de la Jacetania: Ruesta, Esco y Tiermas.
Los tres pueblos fueron arrebatados y expropiados forzosamente a los suyos por la Confederación Hidrográfica del Ebro, en plena dictadura franquista.
Cuando el agua del pantano comenzó a inundar las casas de Los Baños, el barrio bajo de Tiermas, en 1959, muchas de sus gentes tuvieron ya que marchar apresuradamente en busca de otros lugares, otro futuro, dejando lo que hasta entonces había sido su vida.
En los siguientes años de la década de los 60 fueron dejando sus casas, sus tierras y sus raíces el resto de los habitantes de Tiermas.
Todos ... menos Honorio Orduna Campodarve, de Casa Juan de Juana y Bartolomé Torrea Campodarve.
Se cuenta, verdad o no, que a pesar de estar solos en El Pueblo, el barrio alto de Tiermas. que se salvó de la inundación precisamente por su altitud, ambos no se dirigian la palabra.
Fueron los últimos de Tiermas.
Honorio Orduna estuvo viviendo en Casa del Royo hasta 1.990, año en que sus familiares se lo llevaron a Pamplona. Falleció pocos años después, en 1.993.
Bartolo, Bartolomé Torrea aguantó en su casa de Tiermas, completamente solo, hasta el último día de su existencia.
Lo encontraron muerto el 23 de diciembre de 1.992.
Fue enterrado al día siguiente, el 24 de diciembre, Nochebuena, en el Cementerio de Tiermas.
José Murillo, que fue concejal de Tiermas en sus últimos años como pueblo y que también escribió el libro "Tiermas en mi recuerdo", le dedicó a Bartolo el poema siguiente y que aparece en las reseñas del blog de la Asociación Pro Defensa de Tiermas...
"Ya no ha quedado nadie en Tiermas,
el último ser viviente
el día 23 de diciembre
se murió allí de repente
y a las cuatro de la tarde
el día de Noche Buena
enterramos a Bartolo
con sencillez y humildad.
Nunca he visto llover tanto,
fue una tarde infernal
porque aquello parecía
el diluvio universal.
Todos, pero mucho más
los que a picar lo enterraban,
esos por doble partida
se mojaban y sudaban.
Bien claro está que esto fue
que hasta las nubes lloraban,
las aguas de los caminos
también nos lo demostraban.
Si hubo quince o veinte coches
todos habíamos subido
y no pudimos hacerlo
por estar malo el camino.
Parece que alguna fuerza
hasta quería impedir
que a Bartolomé Torrea
lo sacáramos de allí.
El párroco de Sigüés
que no se como se llama
con los hechos demostró
ser persona muy humana,
representando a la iglesia,
siguió bien los sacramentos,
haciendo las ceremonias
cuando se entierran a los muertos.
Esto es un hecho histórico ,
de patriotismo y amor a su pueblo y a su casa,
aunque a veces con dolor.
También sabía al mismo tiempo,
porque ha sido fiel testigo
de ver saquear a su pueblo
por muchos desaprensivos.
Le quitaron hasta el agua,
pensad lo que habrá sufrido,
como ha sido tan callado,
algunos ni lo habían sabido.
Comprobaréis que aún existen
personas desaprensivas,
sin piedad, muy egoistas y
con sus conciencias podridas.
Para que su alma repose
en el eterno descanso en Tiermas,
el martes veintiocho le harán la misa de responso".
El Bayo 26 de Diciembre de 1992.
Sirva esta humilde reseña como pequeño homenaje a Honorio y a Bartolo... y a todos los que aún a día de hoy, luchan por el futuro de sus pueblos, cuando ya todo está casi perdido.
Fotografía de Manuel Solano Valenzuela, facilitada gentilmente por Sebastián Contín Pellicer.
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