Con la magia del Otoño de Ruesta, Aragón...
Dicen que sólo muere quien es olvidado.
Y, ciertamente, es una gran verdad.
Al pueblo de Ruesta, que era Conjunto Histórico Artístico, lo condenaron a muerte cuando echaron a sus gentes de sus casas y sus tierras para construir el Pantano de Yesa a finales de los años 50 del siglo pasado.
Gracias a ello, dicen, que la vida corrió más y mejor, más abajo de estas montañas.
Hoy, el espíritu de Ruesta sigue aquí, junto a las torres de su viejo castillo árabe, con su iglesia renacestista ya desmoronada y el esqueleto ruinoso de sus antiguas casas.
Pero Ruesta todavía late en cada una de esas viejas y maltratadas piedras.
Y, en su impresionante silencio, aún se oyen los susurros y gemidos de sus almas.
"No lloréis por mí.
Hacedlo por vosotros mismos.
Teníais un tesoro,
el agua os lo cegó,
pero entre todos,
lo habéis dejado morir."
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