El mundo en sus manos... forja de campeones, hace unas décadas.
Uno de los juegos más tradicionales y populares de los zagales de antes del interné.
No hace falta smartphone, ni tablet, ni play ni consola.
Solo un trozo tierra, un gua y canicas, chivas o pitos o pitones.
Estar unos pocos y mucho a disfrutar.
Se hace el gua o el agujero en el suelo -labor mejor para el futuro ingeniero, para que lo haga lo más perfecto posible- y se marca una línea de salida a unos cuantos metros.
Aquí lo que cuenta es la puntería y tirar las chivas para golpear a las otras y apoderarse de ellas.
Desde la línea de salida hay que intentar introducir las canica en el gua.
Si lo consiguen varios, hay que sacar todas menos una.
El juego consiste en eliminar jugadores golpeando las canicas de los demás con la propia y en tres golpes consecutivos.
El primer quicazo era chiva, el segundo, pie, tratanto de meter el pie entre la canica del contrario y la propia y el tercero, tute y para confirmar la eliminación hay que tirar a gua.
Pero siempre se pueden añadir dos fases más al juego... chiriveta después del chiva y retute a continuación de tute y antes de tirar a gua.
Como dato curioso, si una canica va a parar detrás de un zaborro o piedra diciendo pido parto se limpia la zona eliminando los obstáculos.
Si algún jugador tiene protegida su canica por algún elemento puede decir no vale parto.
Al tirar la canica se puede uno ayudar de la mano contraria o incluso acercarse más a la del contrario diciendo pido palmo y haciéndolo siempre y cuando el otro no haya dicho antes, no vale palmo.
Los pitones se lanzan como los campeones, o sea ayudándose de la uña o con la última falange del dedo gordo.
Y lo importante no vale hacer trampas salvo que los demás no se den cuenta.
Las partidas, de siempre, eran memorables.
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