En la primavera de 1938 miles de aragoneses ... civiles, ancianos, mujeres, niños, enfermos, tuvieron que atravesar la nieve y el hielo de las montañas de los Pirineos, partiendo hacia el exilio en Francia y huyendo de los combates de la incivil guerra española, en uno de sus episodios más trágicos: La Bolsa de Bielsa.
Mientras las tropas franquistas avanzaban por todo Aragón, la 43 División del Ejército Popular de la República resistió hasta lo indecible la desigual ofensiva de los fascistas durante casi tres eternos meses de la primavera de 1938 y en el sector más agreste del Pirineo aragonés.
Entre el 7 y el 14 de abril miles y miles de personas atravesaron en unas condiciones de extrema dureza el Puerto Viejo de Bielsa, situado a casi 2.400 metros de altitud.
El drama infinito de la partida se vio agravado en poco tiempo por la dispersión de las familias, las enfermedades y las, muchas veces, pésimas condiciones de los campos de internamiento.
Muchas de aquellas gentes ya no volverían ni a sus casas ni a su país, y algunos de los que sí lo hicieron se encontraron a su regreso en muchas ocasiones casi como en tierra extraña y teniendo que empezar de cero.
El cero más absoluto.
En las guerras, que son el mayor fracaso de los seres humanos, los que pierden son siempre los mismos, los "poca ropa" y el precio que se paga por la defensa de la libertad es, siempre, brutal.
Y en estos días aciagos, desgraciados y lamentables, estamos volviendo a ver, como en un diabólico guiño del infierno, imágenes que solo deberían de haber quedado como un mal recuerdo en las viejas fotos, en las páginas de los libros de historia o en los documentales televisivos que nadie dice que ve.
En la memoria y en el recuerdo de todos lo que tuvieron que sufrir aquellos tenebrosos años y en la esperanza de que la actual guerra en Europa llegue cuanto antes a su fin.
Fotografías - Alix.
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