Os aseguro que lleva un rato bueno el disfrutar de todas las hermosas complejidades exteriores que nos ofrece este templo medieval cuyo interior se vio tristemente devastado durante la incivil guerra española.
En el siglo XIII esta iglesia estaba dedicada a Nuestra Señora de la Lumbre y dependía del Monasterio de Montearagón, estando integrada en el Priorato de Sariñena, hasta que se incorporó en 1571 a la Diócesis de Huesca.
Ya en el s.XVI el primitivo edificio románico de la parroquial -bajo la advocación de Nuestra Señora de la Candelaria-, fue dotado de una amplia galería porticada a lo largo de la mayor parte de su muro sur, que constituye una notable curiosidad, embellecida por la escalinata practicada sobre el talud a "nivel de calle" del hoy aún muy bien conservado frontón de Castejón de Monegros.
Y es desde esta parte del frontón donde mejor se admira esta preciosa galería porticada que parte desde el muro de la iglesia entre contrafuertes y que consta de siete arcadas ligeramente apuntadas y actualmente tapiadas, excepto una que sirve de acceso.
A la galería se abre la portada medieval de la iglesia, en arco de medio punto, con 5 arquivoltas en gradación. Estas se decoran con motivos variados: puntas de diamante, dientes de sierra, arquillos lobulados.
Este atrio porticado es muy característico del gótico castellano pero casi único en Aragón, constituyendo uno de los elementos más destacados del templo.
Tampoco hay que olvidar su extensa nave de once metros de luz cubierta con bóveda de cañón apuntado, reforzada con arcos fajones y terminando en ábside poligonal.
Además su torre, cuadrada muy robusta, conserva dos puertas, una semicircular de moldura gótica y otra románica, con arquivoltas semicirculares decoradas.
Esta torre podría haber formado parte de una antigua fortificación ya que todavía presenta, junto a ella, dos contrafuertes unidos por una gran arcada de ladrillo, semejante a los matacanes defensivos.
De la destrucción -acontecida en los aciagos días de la guerra incivil- de su antiguo retablo mayor de Miguel de Ximénez y correspondiente a su primera advocación se pudieron rescatar dos hermosas tablas góticas.
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