Cuando en 1962 se estaban realizando obras de restauración en la Iglesia de San Esteban (s.XII) de Urriés el cura párroco procedió a desmontar el retablo y detrás de él apareció un conjunto de pinturas murales, restos de lo que fue la primitiva decoración del ábside.
Las pinturas se arrancaron y se trasladaron al Museo Diocesano de Jaca, quedando descontextualizadas para siempre.
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Fotografía de 1.962 de J.E. Uranga. |
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