Ibdes es un pueblo monumental, de esos que hay que volver muchas veces, pasear sin mirar el reloj y disfrutar de esos rincones ancestrales que en muchos otros lugares hace ya tiempo fueron engullidos por el signo de los tiempos.
Rincones, ciertamente, con más pasado que futuro pero que las gentes de Ibdes todavía intentan salvaguardar y atesorar...porque realmente son eso, pequeños -grandes- tesoros.
Y hay gente que lo sabe, hay gente que intuye y sabe que aquí en estos modestos y humildes lugares quedan encerradas muchas de las historias de los suyos, de sus antepasados.
Esa pequeña entrada de grandes muros con esos diminutos vanos intentaban encerrar durante años y años, el frescor del verano y el calor de los duros inviernos.
Ese delicado añil aragonés encerraba mágicas fórmulas protectoras para sus habitantes, sus animales y sus cosechas.
Ese colorido tapial, el aparentemente desordenado mampuesto, el sencillo dintel de madera ...encerraban los secretos de la tierra. El saber aprovechar de modo sostenible los materiales más próximos del entorno del lugar.
El arco de la fachada encierra las preguntas, los enigmas, las incógnitas del que quiere saber más.
Y ese banco azul encierra la sensibilidad del que quiere integrar los aspectos más modernos en una estampa que rebosa amor al pasado, al presente y al futuro.
Ibdes es un pequeño -gran- pueblo de la Comunidad de Calatayud.
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