¿Por quién doblan las campanas? ... con las viejas, mágicas y aún bellísimas piedras de la Iglesia románica de San Juan de Añón, al lado de la Huecha, en Añón de Moncayo, Aragón.
Rodeada de huertos tradicionales, bajo las cortadas del pueblo de Añón, con el horizonte del sagrado monte del Moncayo y en un lugar de entorno selvático y de una subyugante belleza pero difícil de definir, agonizan las ruinas de lo que fue un templo, no pequeño, construido con anterioridad al ya lejano siglo XIII por la Orden de San Juan de Jerusalén.
La Orden de San Juan de Jerusalén, también llamada de los Hermanos Hospitalarios, de los Caballeros Hospitalarios o simplemente del Hospital, tiene su origen en una comunidad creada hacia el s.IX con fines benéficos que atendía a los peregrinos en Jerusalén.
Gracias a la participación de esta Orden en las llamadas "Cruzadas" se fue extendiendo por Occidente creando a la par diferentes establecimientos bajo protección laica o religiosa.
Una de las primeras referencias históricas que mencionan a Añón nos habla de un documento de 1140 en el que el Obispo Miguel de Tarazona dona la Iglesia de Añón a la Orden del Hospital.
Esta documentación prueba la existencia de Añón y de la iglesia ya con anterioridad al s.XII.
Hace unos años se realizó una limpieza e intervención arqueológica en la que se encontraron diversos restos humanos, salió a la luz parte del suelo original con ladrillos dispuestos en espiga, basas de la portada, fragmentos de sillares con marcas de cantero y una estela funeraria...y todo ello a pesar del intenso expolio y reaprovechamiento de materiales -como también ha ocurrido en tantos y tantos lugares- que ha sufrido el templo durante largos y largos siglos.
Más arriba y en el mismo pueblo de Añón es bien visible en una casona que no pasa desapercibida, ni por tamaño ni por materiales de construcción, un crismón posiblemente proveniente de San Juan sobre portada de aspecto también románico y sillares con las mismas marcas de cantero del templo.
La estela funeraria, actualmente custodiada en el Ayuntamiento, podría proceder de la existencia de una necrópolis en el entorno de la Ermita de San Juan y su decoración es coincidente con otras medievales conservadas del s.XIII.
La Iglesia de San Juan de Añón todavía conserva intacta toda su planta y en la descarnada desnudez de sus muros aún se puede ver en lo alto un pequeño pero hermoso vano aspillerado.
El lugar, por la historia que encierra bien merece un nuevo esfuerzo de consolidación de las ruinas que todavía se mantienen en pie, un acondicionamiento del entorno que haga más placentera la visita y sobre todo una valorización patrimonial y cultural con paneles informativos.
Auguste Rodin (1840-1917) dejó dicho “Nada es tan bello como las ruinas de una cosa bella.”... y la Iglesia de San Juan debió de ser bella y suntuosa y a la vista de algunos, entre los que me encuentro, aún lo sigue siendo.
Añón de Moncayo...tesoro de la Comarca de Tarazona y el Moncayo...Zaragoza.
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