En lo alto de una pequeña colina a unos dos kilómetros del Pantano de Valdabra de Huesca subsisten vestigios de una fortificación, posiblemente en origen musulmana y luego, cristiana.
Apenas quedan en el promontorio unos grandes sillares colocados a soga y entalladuras en la roca para asentar pared de un antiquísimo asentamiento del que apenas hay información.
En la cima se aprecia un hundimiento del terreno y desperdigados por las laderas entre la maleza sobresalen algunos otros sillares trabajados.
El Pantano de Valdabra queda de Huesca a unos 7 kilómetros y merece la pena la andada hasta este desconocido emplazamiento... sobre todo, en un año de rabiosa primavera.




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