Tempus Fugit en Aranda de Moncayo, Aragón., con los restos de un antiguo reloj de sol en la fachada de una casa tradicional en ruinas...
Aranda de Moncayo, además de estar enclavado en un bellísimo y privilegiado marco natural, todavía conserva, en muchos de sus rincones, las esencias de un pasado más grande y esplendoroso, si cabe.
Detalles aquí y allá en sus laberínticas y hermosas calles -algunas de ellas de clara tradición morisca y judía- y que harán las delicias de los que buscamos esos detalles, en apariencia sencillos, pero grandiosos en su modestia.
Arquitectura tradicional y popular todavía en estado puro.
Vivimos tiempos de incertidumbres y en el mundo rural -en el auténtico mundo rural no en el mal diseñado en los despachos-, desgraciadamente también, tiempos de de mucho olvido y de mucho abandono.
Con el sector primario claramente en decadencia por la falta de apoyos decididos por parte de los poderes públicos hay que volver la vista imaginativamente hacia otros lares si se quiere apostar por la supervivencia y el futuro de muchos lugares.
Hay que conservar a toda costa esos detalles y esas muestras con vida e identidad propia que todavía conservan los pueblos.
Deberían de ser los propios municipios los que velaran por ellos y unificar criterios comunes que armonicen las restauraciones y nuevas construcciones respetando la fisonomía tradicional de los lugares.
El turismo de naturaleza, el turismo de auténtica montaña, el turismo cultural, el turismo en suma, ya busca y buscará más en el futuro, enclaves que hayan sabido mantener sus esencias y sus construcciones tradicionales y populares.
El turismo sostenible mueve las economías de las zonas, contribuye a evitar todavía más la despoblación -que es, no lo olvidemos, la muerte de los pueblos- y apuesta por el futuro de los mismos.
La gente busca y buscará más "pueblos auténticos" no lugares donde las construcciones no respetan el entorno tradicional ni por supuesto, encima con sus montes poblados de aerogeneradores -la falsa "energía verde"- que destrozan el paisaje para siempre.
Mucha gente quiere -al igual que pantanos...- aerogeneradores porque les permite encender bombillas, pero no los quiere en la puerta de su misma casa, sino en la de los demás. Tontos no son.
Aranda de Moncayo es uno de los pueblos más bellos y todavía, mejor conservados de Aragón... en la Comarca del Aranda y a las faldas del mítico, mágico y sagrado monte del Moncayo.

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