miércoles, 4 de diciembre de 2024

Colonos y Pueblos de Colonización en Aragón.

 

 


 

 

 

Cuéntame una historia... en el poyo y entrada de una antigua Casa de Colonos, que ha conservado casi toda su fisonomía original, en las Bardenas de Aragón.
 
"Curtidos por el cierzo, fuertes como la piedra, entrelazamos las manos, enraizando en esta tierra", reza también esta frase que homenajea a las gentes que llegaron de otros puestos a las Bardenas -en los años 50,60 y 70 del siglo pasado- en otro de sus pueblos de colonización. 
 
Las Cinco Villas es una gran comarca aragonesa, fundamentalmente agrícola, que extiende su territorio desde las mismas montañas de los Pirineos hasta la siempre ansiada agua del río Ebro.
Tierra de gran variedad de ecosistemas que recoge desde extensos bosques serranos hasta estepas y grandes planicies, que algunos en su ignorancia despectiva llamaban -y aún llaman, algunos- "secarrales". 
 
Siempre ha habido ansia de poner en regadío gran parte de estas superficies pero más aún desde la época de Joaquín Costa. 
 
Ya en 1907 se publicó la "Ley de Colonización y Repoblación interior" que perseguía la formación de patrimonios familiares en colonias que se constituirían ocupando terrenos de secano y montes públicos "incultos", creándose la Junta Central de Colonización, vigente hasta su sustitución (en la Dictadura de Primo de Rivera) por la Dirección General de Acción Social Agraria.
En 1913 se celebra en Zaragoza el Primer Congreso Nacional de Riegos y en 1926, durante la dictadura de Primo de Rivera, se crearon las Confederaciones Hidrográficas con la denominación de Confederaciones Sindicales Hidrográficas.
La Confederación Sindical Hidrográfica del Ebro fue la primera en constituirse, por Real Decreto de 5 de marzo de 1926 y la responsable del fuerte incremento de superficies puestas en regadío.
Esta política sería continuada en la II República con la Ley de Obras de Puesta en Riego (OPER) de 13-IV-1932 que ahondaba en la necesidad de abordar grandes obras de transformación además de las propiamente hidráulicas.
Tras la incivil guerra española y durante la eterna y durísima posguerra se continuaron dictando leyes sobre "colonización y distribución de la propiedad de las zonas regables".
Es la ley de abril de 1949 la que definitivamente incidió más fuertemente en Aragón ya que abogaba por " la distribución de una parte de las nuevas superficies regadas entre colonos que se asentarían en ellas".
Sería el el Instituto Nacional de Colonización (INC) el encargado de proyectar la superficie a colonizar y los precios máximos y mínimos a que se pagaría la tierra expropiada. 
 
En Aragón fueron tres las zonas en las que se construyeron nuevos pueblos de colonización por parte del I.N.C., Monegros, Bajo Aragón y la zona que comentamos, Bardenas.
Sería el 8 de abril de 1959 cuando se iniciaría la historia de colonización y agua de las Bardenas.
Ese día comenzó a discurrir el agua por el Canal de las Bardenas desde el Pantano de Yesa. 
 
Las décadas anteriores y los años posteriores a esa fecha también fueron un auténtico calvario para las gentes de muchos pueblos de la montaña aragonesa.
Fueron expropiados -y sus gentes obligadas a buscarse la vida en otros lugares- Ruesta, Tiermas y Esco en el entorno del Pantano de Yesa y aguas más arriba del río Aragón que lo surte, en el Valle de la Garcipollera y redolada, Bergosa, Acín de la Garcipollera, Bescós, Yosa, Villanovilla, Larrosa y Cenarbe.
Se ha calculado que fueron unas 6.000 personas las desplazadas y unos 64 pueblos los deshabitados por la construcción de embalses en los Pirineos durante el pasado siglo XX.
"Recuerdo cuando bajamos los muebles en un camión, cuando dejamos Tiermas mientras veíamos cómo el agua del embalse de Yesa iba subiendo hacia la casa que tuvimos que abandonar" relata uno de los primeros colonos que, con su familia de cinco hijos, llegaron al nuevo pueblo de colonización de El Bayo allá por el mes de febrero de 1959.
Muchas familias de Tiermas recalaron en un remolque, con lo que pudieron salvar, a El Bayo, prácticamente antes de que hubiera luz y agua. 
 
Les esperaba "el lote", o sea, una parcela para cultivar, el huerto, la casa, una yegua o una vaca y algunos aperos.
Y delante suyo, un territorio seco y pedregoso para poner en marcha.
Y fueron muchos los que tuvieron que tuvieron que poner en marcha estas tierras habiendo abandonado las suyas, en una época de triste autarquía y en que muchas familias carecían de más alternativas.
A partir de allí empezaba una difícil singladura en el propio El Bayo y Pinsoro, Valareña, Santa Anastasia, Bardena, El Sabinar (dependientes de Ejea de los Caballeros), Alera (Sádaba) y Sancho Abarca y Santa Engracia (Tauste). 
 
En 1970 habían sido asentados en Aragón unos 3.000 colonos, lo que suponía el 7 % del total de los instalados por el I.N.C. en España. 
 
A la zona de Bardenas llegaron colonos desde los pueblos de la montaña expropiados, pero también del propio Ejea, Luna, Biota, Rivas, Sos, Uncastillo... y afectados por otro pantano, el de la Tranquera, Nuévalos, Carenas, Ibdes, Cocos, Somed... 
 
Y de fuera de Aragón, extremeños, castellanos o andaluces...algunos de ellos que habían trabajado en las obras y que se quedaron. 
 
En muchos de los pueblos de colonización, en apenas dos décadas se empezó a observar que tampoco eran capaces de crear siguiera los puestos de trabajo necesarios para retener a la población juvenil.
Las superficies de las explotaciones familiares, ante la llegada de tecnologías modernas de agricultura, se han visto claramente insuficientes y uno de los motivos, junto a la imposibilidad de dividir las parcelas entre los hijos, de los flujos migratorios, incluso en los pueblos de colonización más prósperos.
Muchos de los más jóvenes abandonan sus pueblos de colonización y se instalan en localidades más grandes, como Ejea o el mismo Zaragoza.
En los pueblos de colonización muchas casas han sido reformadas, en los afortunados, se han construido otras casas como segundas residencias y en algunos de ellos, entre semana, apenas se ve un alma. 
 
Un poyo con muchas historias que contar... en un pueblo de colonización de las Bardenas de Aragón.
 
 
 
 
 
 

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