Con las viejas y mágicas piedras... de la Ermita románica - Fortín-Polvorín de Abós de Jaca, Pirineo Aragonés.
Piedras arruinadas, piedras olvidadas ... en la misma -y más concurrida- entrada a Jaca, la llamada Capital de Los Pirineos, La Perla del Pirineo...
Viejas piedras de lo que fue la Iglesia parroquial de Abós, pequeño despoblado que ya fue abandonado, posiblemente, allá por el s.XV.
Mágicas piedras románicas de la Iglesia de Abós que ya aparece citada en el año 1.059 en un testamento de Oriol Iñiguez y su mujer Sancha.
En el año 1.187 Abós y su Iglesia de San Miguel fueron donados por el rey aragonés Alfonso II, conocido como "El Trovador" o "El Casto" a la Iglesia de San Pedro de Jaca.
Fortín-Polvorín de Abós porque la Ermita románica, por necesidades de las siempre absurdas guerras y guerrillas, fue reconvertida en eso... en un almacén que tenía capacidad para unos "mil quintales" de pólvora.
Para este fin de reacondicionamiento como Polvorín se le añadió un atrio, una cerca, garitas de vigilancia y una torreta-pararrayos.
La ya Ermita-Polvorín de Abós cumplió su nuevo cometido hasta bien entrado el siglo XX, momento en que pasó a desempeñar una nueva vida como instalación agropecuaria particular.
Desgraciadamente, a fines del siglo pasado la edificación sufrió un incendio con pérdida de techumbre, lo cual aceleró su proceso de ruina, dejando al ábside y su bóveda sin protección.
La Ermita-Fortín recibió en el año 2.006 la declaración como Bien de Interés Cultural de Aragón para acercarla -se supone o suponía- a su consolidación y restauración.
Sin embargo, y a pesar de que a su alrededor se movieron ingentes cantidades de euros en variantes y autovías, nunca llegó su rehabilitación y en el año 2.010 se produjo el hundimiento de la preciada boveda de su ábside, dejando la Ermita en la situación en que ahora la vemos.
Aún con todo y ya en el año 2.023 la Ermita-Fortín-Polvorín de San Miguel de Abós, joya histórica y patrimonial de Jaca, sigue conservando sus muros, los restos de la vieja portada de entrada y enronadas las viejas y mágicas piedras de lo desmoronado.
El ábside está amenazado por graves grietas que lo recorren de arriba-abajo, pero lo peor de todo... es el abandono, el olvido a que ha sido condenado el viejo templo románico, rodeado de carreteras que hacen difícil -y peligroso- el poder llegar a él.
San Miguel de Abós, forma parte de la historia de Jaca, de la historia de Aragón y de la historia de nuestras vidas.
Merece su rehabilitación, consolidación y valorización, tanto a nivel de Ermita como de Fortín-Polvorín.
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