Viaje fascinante... a la magia de la Ermita de San Benito de Orante, Pirineo Aragonés, donde dicen que "pasan cosas" y algunas "raras"...
No voy a ser yo quien diga que no pasan "cosas" ... pero lo que sí que pasa con seguridad es que es un lugar con indudable magia y con unas vistas espectaculares, todo ello a la sombra de la Peña Oroel.
La Ermita de San Benito de Orante es un templo pequeño y de carácter popular, quizá heredero de otros antiquísimos, que está situado en lo más alto del pueblo, en una loma que separa las vertientes de las cuencas hidrográficas del Gállego y del Aragón.
Domina la Val Ancha y la Val Estrecha, a su vera pasa una vía sacra, ramal del Camino de Santiago y tiene todas las características de haber sido en épocas prehistóricas un santuario solar.
Lugar de cultos y ceremonias paganas, con el tiempo cristianizado por los Benedictos.
Y referido a los Benedictos y su misticismo no hay que pasar por alto que los cinco santuarios benedictinos que se encuentran en las montañas de la redolada forman una "equis" y que, en sus diagonales, se encuentra precisamente, San Benito de Orante.
El mismo día del solsticio de verano se observa que el sol sale por San Benito de Erata y se pone por San Salvador de Leyre.
Y si lo hacemos el día del solsticio de invierno, el sol sale por Santa María de Ballarán y se pone por San Juan de la Peña... y como dicen algunos, las casualidades no existen.
La actual -y restaurada no hace mucho tiempo- Ermita de San Benito de Orante fue consagrada en el año 1774 y llama la atención en su parte posterior y orientada al oeste, la existencia de un ventanuco cegado y sin aparente mucha utilidad.
Se ha comprobado que la disposición de las piedras de este ventanuco guardan relación con la inclinación y orientación de los equinoccios y del solsticio de verano.
Dicen algunos que hablan de ciertos magnetismos generados por la luz que cuando entraba al atardecer de los equinoccios y del solsticio de verano su haz incidía en el óculo situado sobre la entrada del templo y que sería en ese momento cuando tendría lugar el pleno poder de sanación de la ermita.
Y todo ello, al margen de otras "percepciones energéticas" y "alteraciones geomagnéticas" que dicen que sienten algunos en el lugar.
La verdad es que tiene que ser cierto todo ello y mucha suerte tienen que tener los que lo experimentan ...porque los que nos conformamos con bien poco, ya sentimos una sensación de paz única, aquí, en San Benito y además, como no paramos de recrearnos en las vistas y recuerdos de cimas y montañas hace ya tiempo holladas y que nunca mienten, tenemos la mente abierta a todo lo que nos cuenten.
Indudablemente son las montañas y no los hombres, las que tienen ese poder, tan cierto pero difícil de explicar, de sugestión.
Orante... magia y enigmas en la Comarca de la Jacetania... Alto Aragón.
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