domingo, 5 de junio de 2022

Lavaderos tradicionales de Castiello de Jaca.


 

Con la magia de los Lavaderos tradicionales de Castiello de Jaca, Pirineo Aragonés.
 
Tienen conservados y bien preservados las gentes de Castiello sus antiguos lavaderos, auténticos centros neurálgicos de trabajo y sociabilidad, donde antes de que llegara el agua corriente a las casas, las mujeres llevaban a cabo las duras faenas de lavado y colada.
Dos lavaderos, uno descubierto, arriba en el Barrio de la Englata, y el otro, junto al barranco y bajo techumbre de entramado de maderos y loseta tradicional.
Ambos lavaderos tienen las dos típicas divisiones de las pilas. La propiamente destinada al lavado y la dedicada a las tareas de aclarado. 
 
El tener la ropa y las mudas limpias suponían para las mujeres de entonces unas tareas ingentes y eso, sin abandonar las otras, que eran también, muchas y duras.
La ropa sucia se almacenaba durante días en las casas en los cestos de mimbre y alguna de ella se colgaba en varas en la falsa para tenerla mejor oreada y dispuesta.
En el inicio de toda colada era menester separar la ropa blanca, de lino o de cáñamo del resto de la de color.
La ropa era bien restregada con jabón casero para desprender y remover la suciedad antes de dejarla a remojo.
Ya en el lavadero se refresgaban bien en una tabla de madera o en la misma cuña de piedra para luego comprimirlas y estrujarlas concienzudamente, escurrirlas y volverlas a llevar a casa.
En el hogar se realizaba el proceso de blanqueo, introduciendo la ropa en el recipiente adecuado para ello, llenándolo progresivamente hasta dejar un espacio suficiente para la ceniza.
Sobre un cernadero que cubría la parte superior era donde se depositaba la ceniza limpia.
Acto seguido se vertía el agua bien caliente que se filtraba a través de la ceniza recogiéndose en una caldereta de cobre bajo el desagüe del coladero. Se volvía a calentar para volverla a añadir la ceniza, repitiéndose el proceso varias veces.
Muchas veces era necesario el dejar todo el conjunto en reposo durante la noche entera.
Posteriormente la ropa volvía al lavadero donde se aclaraba y se dejaba libre de toda ceniza, para finalmente extenderla a todo sol para completar la colada y volver con ella a las casas.
Entre medias y enteras, las conversaciones de las mujeres mientras realizaban las faenas en el lavadero, giraban alrededor de las noticias del pueblo, redolada y del mundo mundial, que era, por supuesto arreglado y bien arreglado. 
 
Lavaderos tradicionales... un valioso patrimonio arquitectónico y cultural, legado para las generaciones que han tenido la suerte de ver salir como si tal fuera la cosa, el agua por el grifo de las casas y oir el ruido monótono y rutinario de los electrodomésticos. 
 
Otros tiempos, otra vida. 
 
Castiello de Jaca... Comarca de la Jacetania... Alto Aragón.
 
 

 




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