Con las piedras mágicas de los nuestros...en el branquil de una antigua masada de Valmuel, Alcañiz... en tierras del Bajo Aragón Histórico...
Poyo ganado pacientemente a la misma roca sobre la que asienta la masada.
Historias labradas, moldeadas y cinceladas al tiempo y a la vida.
Hubo un tiempo -...y tampoco hace tanto...- en que un trozo de tierra que pudiera dar de comer era una oportunidad para levantar una masada y tratar de sobrevivir.
Ya hemos visto estos días, en otras entradas anteriores, que la historia de Valmuel se remonta a la primera Edad de Hierro y que pueblos ibéricos y romanos se asentaron en cerros y cabezos.
Con el tiempo... Valmuel, antes de ser el pueblo de colonización que ahora todo el mundo conoce, no eran sino masadas -como ésta- dispersas, cuyo nexo en común, no era sino el cultivo de la tierra y la ganadería.
Y ese nexo común de siglos y siglos de existencia se mantuvo en una gran parte de nuestros pequeños pueblos hasta mediados del siglo pasado.
En esta masada de Valmuel todo estaba medido y en su entrañable humildad, esculpido con maestría.
La era, las estancias para los animales, los lugares de vida para las personas...
La puerta, mil y una veces reciclada...alguna de ellas, incluso con un viejo y malherido trillo.
El fogaril, la fresquera, alacenas...
Muchas de estas masadas permanecerían habitadas hasta los años 30-40.
Y unos años más tarde, no lejos de aquí, llegaría el INC proporcionando a los colonos casa con corral, una caballería, un carro y una vaca gestante ...
Nuevas oportunidades, nueva vida.. otras historias que escuchar, asimilar y contar.
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