Tesoros de mundos ya casi perdidos...y aún conservados.
Antaño, cuando los pueblos aún ganaban en población pero la vida era de mera subsistencia, era preciso arrancar pequeñas fajas y parcelas de tierra para cultivar -en forma de bancales- a las barranqueras, cabezos y cerros.
Esos modestos y sufridos surcos de tierra y vida se encontraban alejados de las poblaciones por lo que era preciso disponer a algún tipo de abrigo-refugio-cobijo en caso de las temidas y frecuentes tronadas que azotan estas tierras.
Y los nuestros, nuestros sabios antepasados, agudizaban su ingenio para, simplemente utilizando los mismos materiales que da el entorno más inmediato, apilar piedras, lajas y zaborros que permitían construir los muros de los bancales y en este magnífico ejemplo, también delimitar un abrigo aprovechando su misma estructura.
De esta forma, se combinaban y colocaban pacientemente las piedras, sin labrar más de lo preciso, buscando la máxima estabilidad y equilibrio, sin necesidad de argamasa o mortero (vulgo, pegamento).
Esta técnica llamada de "piedra seca" o "piedra en seco" es una de las primeras aproximaciones del hombre primitivo a las diferentes construcciones y fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el año 2018.
Reconocimiento que pone en valor la función histórica de la construcción en "piedra seca" como modelo de desarrollo sostenible e integración visual en el paisaje de siempre.
Algo que nunca conseguirán ni los macroparques eólicos ni los fotovoltaicos que no son sino pan para hoy y hambre para el mañana.
En La Hoz de la Vieja y en tierras aledañas de Montalban, como el Conjunto Etnológico de Cantalobos, todavía se conservan bellísimos ejemplos de esta milenaria técnica constructiva integrada en un paisaje todavía sin masacrar y que representa, también, un fiel legado de los nuestros de arquitectura tradicional y popular.
La Hoz de la Vieja... mucho por descubrir, mucha magia todavía por redescubrir... Teruel Existe, Resiste y Enamora !!
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