Cuenta
la leyenda que el valeroso y legendario caballero medieval Roldán,
huyendo hacia Francia con su fiel caballo desde Saraqusta, donde fracasó
en su conquista, llegó a este lugar perseguido por toda una jauría de
enemigos.
Al llegar arriba de la Peña Amán, el
abismo y el vacío se abrió ante él, y ante la sorpresa de sus feroces
perseguidores, espoleó su caballo con tanto ímpetu como fe...y lejos de
caer a las profundidades de la cortada, consiguió llegar a la otra
peña...a la de San Miguel.
Muchos dicen que todavía son bien visibles allí las huellas que dejó su corcel...que murió en el acto.
Roldán
tuvo que proseguir su huida a pie y consiguió llegar exhausto hasta las
altas montañas de Ordesa, en el Pirineo Aragonés.
Viendo
con desesperación como todas las altas cumbres le cerraban el paso
hacia Francia...lanzó con rabia su mítica espada, Durendal, abriendo al
estallar contra las montañas un impresionante tajo que hoy recibe el
nombre de Breca de Roldán...brecha de Rolando, bréche de Roland...
Roldán, en el estertor de su muerte ..aún consiguió ver por última vez su amada tierra gala.
Algunos de los que hemos pasado por allí...y en el silencio de las altas cumbres, aún hemos oído en ocasiones los ecos del golpe de la espada de Roldán contra esas hermosas montañas.

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