domingo, 30 de abril de 2023

El río Ésera en el Congosto de Olvena, con el puente nuevo de La Puebla de Castro.


 Con el mágico tajo del río Ésera en el Congosto de Olvena, ante el puente nuevo de La Puebla de Castro, Aragón.

Tenaz y pacientemente el río Ésera a lo largo de millones de años ha conseguido abrirse camino -en su bajada del alto Pirineo buscando el Cinca- entre duras y altivas rocas, conformando un cañón de una gran belleza y biodiversidad.

No es difícil ver entre los pliegues rocosos la Oreja de Oso o la Coronilla de Rey y más complicado, pero no imposible, ver como surcan los cielos el búho real, el halcón peregrino o la mismísima águila real.

Este impresionante Congosto de Olvena ya dio cobijo a pobladores prehistóricos, que dejaron su huella en forma de restos de enterramientos y cerámicas en la conocida como Cueva el Moro así como en las pinturas rupestres del Remosillo.

El hombre, en su loable intento de aprovechar terrazas y tierras del otro lado del río y poder también comunicarse con otros pueblos ha levantado puentes, como el Puente medieval de Castro, que ya vimos ayer mismo por aquí y el Puente Nuevo, que vemos en mi fotografía, por el que asciende la estrecha y sinuosa carretera que asciende hasta el bello pueblo de La Puebla de Castro en la mágica Comarca de Ribagorza.

Imposible perdérselo. 

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