sábado, 18 de enero de 2025

Las Lavanderas de Goya, en 1.780

 


 

 

El descanso de las lavanderas ...
Una de ellas, agotada y rendida se encuentra apoyada sobre el regazo de una compañera.
Parece que está a punto de recibir una broma, susto o medio susto porque otras con ganicas de enredar le están aproximando un carnero a su cara.
Detrás de todas ellas, otra mira sonriente las evoluciones de quien parece todavía no estar cansada y que se dirige toda resuelta con ropa mojada al tendedero improvisado del árbol. 
 

Todas ellas están en la orilla de un río caudaloso que se pierde en la lejanía luminosa de las montañas. 
 
Paisaje precioso (parece que río Manzanares y Sierra de Guadarrama al fondo...) con mujeres hermosas de tonos vivos y vitalistas en un cuadro que el genial pintor aragonés realizó para la decoración del antedormitorio de los príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su mujer María Luisa de Parma) en el Palacio de El Pardo de Madrid.
Goya entregó este cartón junto con otros diez más (de una serie de trece) a la Real Fábrica de Tapices el 24 de enero de 1780.
Y todos ellos los ejecutó entre el 21 de julio de 1779 y el mencionado 24 de enero de 1780. 
 
Cuentan que Goya, listo como ninguno, estaba al tanto de las amenazas de suspensión de trabajos (y cierre) en la manufactura y debió de pensar que o los entregaba rápido y raudo o se quedaba sin cobrar.
A pesar de esa rapidez el cuadro está considerado uno de los más logrados del maestro. 
 

La afamada Janis A. Tomlinson -historiadora del arte estadounidense y especializada en la cultura española- ve en la presencia del carnero en el cuadro de Las Lavanderas de Goya, connotaciones sexuales ya que parece que una de ellas le acaricia en los cuernos. Se apoya en el hecho de que en la época la mujer lavandera estaba considerada de clase baja, igual que las majas, con dudosa reputación y ello podría representar la lascivia femenina.
De hecho, parece ser que existía un real decreto que impedía a las lavanderas del Manzanares llamar la atención de los transeúntes con sus provocativos gestos.
 
 
 
 

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