Raíces profundas y siempre entrañable arquitectura tradicional y popular en este pequeño -gran- pueblo de la comarca del Campo de Cariñena de Zaragoza.
Eras arraigadas a lo más profundo del ser y ancladas firmemente a las mismas entrañas de la tierra.
Eras impregnadas con el sudor de nuestros ancestros realizando aquellas, todavía no muy lejanas en el tiempo, duras, durísimas labores de trilla...
Y hoy en día, aún hay gente irresistiblemente romántica que saben conservar aquel espíritu libre de los suyos.
Gente que intenta recuperar y preservar un patrimonio cultural e histórico cuyo museo es la propia naturaleza y la propia vida.
Gracias a esa grandeza y a esos grandes siempre anónimos pero que, como casi todo lo anónimo, suelen ser, además de desconocidos, los más auténticos y valiosos.

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