Grandes paredes verticales que alcanzan los 300 metros de altura y que se formaron en el Terciario protegen al pequeño pueblo de Riglos.
Las arcillas y el hierro proporcionan a los conglomerados su característico color rojizo.
El agua, la lluvia y el viento han sido los arquitectos que a lo largo de la historia de la humanidad han dado forma a estas espectaculares formaciones rocosas que conforman uno de los rincones más reconocibles de Aragón.
Riglos... Comarca de la Hoya de Huesca... Alto Aragón.
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