Se cree que la flor del almendro, a pesar de su finura, significa el amor que lo supera todo y que representa la misma vida eterna.
Cuando la mayoría de los demás árboles aún duermen en la larga invernada, el almendro ya ansía la primavera y la llegada del buen tiempo abriendo sus bellos pétalos albos y rosados, antes incluso de vestirse con sus claras verdes hojas.
La floración de los almendros suele durar entre una y dos semanas y es uno de grandiosos espectáculos que nos brinda la naturaleza.
La floración en febrero (como ha ocurrido este año en muchos lugares), es considerada como media, siendo temprana en enero y tardía en marzo.
La flor del almendro (al igual que su fruto) tienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antidiabéticas.
Se ha utilizado tradicionalmente para aliviar el cansancio, reducir el estrés y disminuir la ansiedad.
Además, el aceite de flor de almendro tiene propiedades humectantes, nutritivas y rejuvenecedoras para la piel.
A los seis meses de la floración y siempre que las heladas no lo trunquen llegará la almendra, su fruto.
El árbol del almendro suele llegar a vivir entre 50-80 años y su primera cosecha se consigue después de 3 años de su plantado, aunque su óptimo rendimiento no vendrá hasta los 8 años.
España es uno de los grandes productores a nivel mundial por detrás de EEUU y Australia.
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