Tesoros de mundos ya perdidos... con la mágica Tejería de Valjunquera, Aragón... Buen lunes y feliz semana, amigos !!
Aquí, en este horno y hasta mitades del siglo XX, era donde se cocían las tejas y ladrillos de arcilla, el barro de la vida.
Es una construcción de mampostería de planta cuadrada, reforzada en las esquinas por cuatro fuertes pilares.
Se conserva la boca de entrada a la cámara de combustión con vistoso arco de medio punto.
Recientemente se ha cubierto la parte superior para proteger el interior revestido por ladrillo de arcilla y el propio horno en sí.
Se adivina la Era donde se amasaba el barrio y daba forma a las tejas y ladrillos y los restos de un almacén para guardarlos una vez cocidos.
No lejos, hay un una fuente de manantial con abrevadero y un pozo de abastecimiento que abastecerían de agua a la tejería., los tejeros y sus animales.
Valioso patrimonio de lo que fue una actividad preindustrial, ya prácticamente desaparecida y legado para las futuras generaciones.
Tiempos que se fueron y viejas y mágicas piedras que se afanan en que la memoria de nuestros ancestros no se pierda en la vorágine de la vida.
Hechizos del ayer... en Valjunquera, Matarraña... Teruel Existe, Resiste y Enamora !!
Recuerdos de infancia de Luis Arrufat que hoy cuenta con 74 años y que jugaba en esta Tejería de Valjunquera...
"En aquellos tiempos la gente "se mudaba" sólo los domingos; por la mañana la misa mayor, salvo castigo de condenarte. Y por la tarde, mientras las mujeres fregaban los utensilios empleados en la comida, los hombres iban al café a "hacer" el café y jugar al guiñote. Sobre las cuatro o las icno, según la época del año, los hombres, regresaban a casa, donde ya les esperaban las "señoras" todas peripuestas, y los dos con los chicos pequeños si tenían, se reunían en cuadrillas. Los chicos ya "mayores", a partir de los doce, trece años, también hacían sus cuadrillas.
Unos y otros acudían, los mayores, a la fuente del pueblo que estaba más cerca; los demás iban en grupos a la Tejería, allí en la pared cuadrada que rodeaba el agujero donde estaban los grifos o en otros sitios, si no cabían, se preparaban una "gaseosa" de papel (Tigue o Armisén). Era una gran celebración, luego charraban un poco y regresaban a sus casas. La fiesta se habían terminado, hasta el domingo siguiente.
Como es natural, no faltaban cuadrillas de "mosos" (solteros, un poco mayores) que preferían ir de bodega en bodega haciendo la "taseta." pero eso ya es otra historia".
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