Bescós de Garcipollera, debió de ser un gran pueblo, de esto no cabe ninguna duda.
Este antiguo y bellísimo rincón perdido, rebosante de mágica arquitectura tradicional y popular, así lo atestigua.
Esta localidad llegó a ser ni más ni menos que la capital del Vallis Cepollaria (Valle de las Cebollas) durante la Edad Media y contaba con más de 300 habitantes en las primeras décadas del pasado siglo.
Bescós de Garcipollera es otra víctima más de las políticas hidráulicas y forestales desarrolladas por la dictadura franquista a mitades del s.XX y también, porque no decirlo, del abandono y falta de sensibilidad e inteligencia por parte de los poderes públicos en décadas más recientes.
El Estado compró las tierras del Valle de la Garcipollera para repoblarlas de pinos que impidieran la llegada de sedimentos al Pantano de Yesa, construido bastantes kilómetros aguas abajo del río Aragón.
En consecuencia, las gentes de Bescós y de otros pueblos del valle fueron forzadas, a mitades del s.XX, a abandonar sus raíces, sus tierras y sus casas.
A pesar del triste olvido y el abandono, aún consiguieron llegar hasta los años 80-90 valiosas muestras de arquitectura tradicional, como muestra la foto de Javier Escorza, de las llamadas "Casas de la Plaza", con pasadizo incluido, tomada en 1983.
Pudo haber habido una nueva oportunidad para el viejo y hechizante Bescos de Garcipollera ya que aquí se construyó a instancias del antiguo Patrimonio Forestal del Estado una granja destinada a la experimentación animal.
Pero en lugar de aprovechar y no dejar arruinar algunas de las originarias y antiguas edificaciones se construyó un poblado totalmente ajeno a la fisonomía de lo que allí existía.
De la iglesia de orígenes románicos aún aguantó la torre hasta los primeros años del siglo XXI.
En el 2003, no pudo más y se desplomó.
Hoy en día, del aquel hechizante y mágico Bescós de Garcipollera, prácticamente solo es reconocible algo del templo parroquial, el cementerio, la fuente, la Escuela, alguna borda... y poco más.
Muros de algunas casonas que aún lloran al cielo, inclementes amasijos de ruinas y zarzeras, muchas zarzeras, rodeadas, eso sí, del poblado y edificaciones de lo que hoy es el Centro de Experimentación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón.
Al menos, aún queda vida en Bescós de Garcipollera, las familias de los trabajadores de la Finca Experimental.
Lástima que se perdiera la ocasión de haber recuperado y rehabilitado el pueblo, tal y como ocurrió, me viene a la memoria, con, por ejemplo, Búbal, expropiado en los años 60 como consecuencia del Pantano del mismo nombre en el Valle de Tena, Comarca del Alto Gállego y hoy, enclave educativo y ejemplo de recuperación de despoblados.
Lágrimas en la lluvia... en Bescós ... A Garzipollera, Comarca de la Chacetania, Alto Aragón.
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