Con las viejas y mágicas piedras del Pozo Gil, la conocida como "Fuente Romana" de Selgua, Aragón.
A unos cuantos kilómetros de Selgua, en el camino viejo a Conchel y en medio de una inmensa planicie, ahora con ese precioso verde primaveral, se encuentra la Partida de Gil y en ella un Pozo Aljibe con un increíble color turquesa en su fondo.
El agua, siempre el agua, aquí y en tantos otros lugares de Aragón, como motivo de conquista y de vital supervivencia.
Este Pozo fue construido con la finalidad de de recoger el agua de la vida que fluye permanentemente de un manantial natural, posiblemente procedente del nivel freático del río Cinca.
El Pozo-Fuente se encuentra muy próximo al Yacimiento Arqueológico del Monte Gil, donde han aparecido materiales y restos prehistóricos, de épocas del bronce, íbero, romano, medieval y más recientes. Este asentamiento todavía muestra vestigios de una fortificación y un templo o posible monasterio y se cree que pudo sufrir de forma fatal las consecuencias de la peste negra del siglo XIV.
Hasta hace pocos años en el entorno donde se encuentra el Pozo Gil solo era visible su entrada. En las obras de acondicionamiento y recuperación aparecieron diversas estructuras pertenecientes a otro posible templo románico y edificaciones anexas de cronología todavía no muy bien determinada.
Este tipo de obras de Pozos-Aljibe siempre han venido acompañadas con el apelativo de "romanas", aquí también con la idea reforzada de la proximidad de la Vía Romana Osca-Ilerda, aunque fueron los árabes los que dieron un gran impulso al aprovechamiento de un bien tan escaso y necesario como el agua.
Más adelante, los templarios mejorarían todas las infraestruturas hidraúlicas incluso con la apertura de grandes acequias en esta redolada, allá por los siglos XII-XIII, como la de Conchel, Pomar, Alcolea...
A la vista de las características de los materiales visibles es posible que este lugar fuera un asentamiento islámico de aprovechamiento agrícola con la ayuda del pozo, dependiente o no, del poblamiento de Monte Gil.
En todo caso, el lugar es de una gran belleza.
El Pozo cubre el manantial con grandes sillares -algunos claramente reaprovechados de otras edificaciones-, en forma de bóveda de cañón con unas medidas de más de 7 metros de largo y algo menos de 2 metros de ancho.
Al interior se accede por unas escaleras que están la mayoría cubiertas por agua gran parte del año.
También se ven un par de piletas de piedra que serían utilizadas como abrevaderos para los animales o incluso para lavar, basas, columnas -¿de un claustro?-, sillares bien trabajados, cerámicas aquí y allá...
Muchas piedras muestran signos de haber sufrido incendios, tal como corroboran estudios arqueológicos del entorno que indican que la posible ermita pudo ser destruida a consecuencia de uno de ellos.
Con los siglos el lugar sería reconstruido, incluso varias veces, para aprovechar el agua, siempre tan escasa, como una finca de carácter tambien agrícola y ganadero, hasta también desaparecer, quizá como consecuencia de las guerras y dejando solo a la vista, con los procesos de erosión, únicamente la entrada al Pozo y hasta hace pocos años, como ya hemos indicado.
Conjunto mágico e imprescindible en la visita, el del Pozo-Fuente de Selgua, con todavía todo un mundo para investigar y estudiar... en la Comarca del Cinca Medio... en el Alto Aragón.
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