En Aragón, se llama humilladero a una pequeña edificación similar a un templete, quiosco o baldaquino, que en sus tiempos servía para albergar la picota o rollo, que no era sino el lugar en que se exponían a la "vergüenza pública" a los condenados y ajusticiados.
También era frecuente que los humilladeros acogieran cruces de término, cruceros o peirones.
Los humilladeros tienen, además, cierto parecido con los llamados "esconjuraderos" del Alto-Aragón, aunque éstos, normalmente, servían para conjurar tronadas, plagas y otros peligros para las tierras y personas.
Tampoco sería descartable que unos y otros, de alguna manera, se utilizaran para ambos menesteres...
Muchos de los humilladeros, con el tiempo, han sido transformados en pequeñas ermitas, cerrando sus huecos.
En el caso del de Borja, ha sido reconvertido en la capilla del cementerio.
Es una sencilla pero bella construcción octagonal de ladrillo, con arcos de medio punto, entre pilastras. Sobre cada una de ellas, hay un pináculo prismático, también de ladrillo. De igual modo, hay una pequeña espaldaña, hoy, sin campana.
En su interior albergaba la cruz de término -tal vez, asociada al concepto de "picota".
Hay documentación de 1555 que recoge el encargo de su construcción, aunque también es posible que fuera reedificado en 1739, si bien, parece su fábrica conservada, la original.
Borja...en tierras del Moncayo-Comarca del Campo de Borja...provincia de Zaragoza.
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