Algunos, que frecuentamos desde los años 70-80 su privilegiado entorno, con sus monumentales montañas, sus caminos y sus calles, hemos crecido y nos hemos hecho también mayores junto con Benasque, en el Pirineo Aragonés.
Lo hemos visto pasar desde aquel pequeño y entrañable pueblo que nos recibía a los montañeros a todo un enclave turístico de primer orden.
Ya perdió -hace unos años- el pueblo, la vista desde el aire, de aquella característica silueta ovalada en pleno Valle de Benasque.
Las modernas construcciones han acorralado al casco antiguo y cada día más van comiendo terreno a los tradicionales prados de toda la vida.
Antaño daban de comer los prados, ahora son las casas.
Dicen que es el progreso.
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